Democracia y corrupción
Cuando se ridiculizaba y criticaba al movimiento asambleario del 15M, se le tachaba, entre otras cosas, de demagógico. Entre los eslóganes que tantos intelectuales y personas de valía criticaban estaba el de “no hay pan para tanto chorizo”.
A estas alturas, juzguen ustedes, como entonces, si el eslogan era demagógico o si esos críticos de prestigio y relevancia llevaban razón. Pero no pienso seguir el juego a la ultraderecha española o caer en la trampa de desacreditar la democracia o sus instituciones representativas. No todos los políticos son iguales ni todos unos corruptos. La democracia crece con más democracia y con mayor participación de la población en el Gobierno. Eso es la revolución democrática que empieza por los mismos partidos políticos, por un cambio profundo en su financiación, en su estructura y dirección. Nuestra democracia tiene enormes deficiencias. Principalmente provocadas por la deficiente transición dirigida por la derecha histórica, una derecha que cuando gobernó en el anterior régimen dictatorial implantó la corrupción como norma. La existencia de los partidos de derechas siempre ha estado basada en la defensa de los intereses de los poderes económicos y financieros. De ahí que la corrupción haya estado siempre más extendida entre los partidos conservadores y liberales que en aquellos partidos que representaban los intereses del movimiento obrero. Esa corrupción entró mucho más tarde en juego por la complicidad de los grupos empresariales, el mundo de las finanzas y los dirigentes de izquierdas, sobre todo de sus gestores económicos. En nuestro país y en Europa, se nos dice que tanto el mundo financiero como el empresarial, con sus lobbies, intentan estimular nuestras economías y su competitividad. La realidad es que ese poder económico está corrompiendo el proceso democrático influenciando a políticos e instituciones, que, pagados con nuestros impuestos, deberían responder a los mandatos de la ciudadanía. Movimientos como el 15M, tan denostados, denunciaban con contundencia tal falta de democracia y de pan.