Del veneno a la alegría feliz
Las exposiciones de Manuel Poisón tienen un nexo entre sí: que todas ellas sorprenden y no dejan indiferente a nadie. Se podría decir que este ubetense es un pintor polifacético, como si tuviera mucho que contar en poco tiempo, de ahí que su producción pictórica se cuente por centenares de obras. Son siempre cuadros con mensaje, en los que utiliza el humor y su forma más elaborada y sutil, la ironía.

Ahora, en la exposición que inauguró en el Museo Provincial de Jaén, que podrá verse hasta el 12 de agosto, Poisón muestra una nueva faceta que él define como “un puntillismo a la inversa”. Son cuadros coloristas, bien elaborados, que, al contrario que los de otras etapas anteriores, dan un mensaje vitalista y positivo. El pintor los cubre con una especie de encaje de bolillos pictórico en cuya trama también inserta multitud de historias, cuyo resultado es una obra homogénea y bien estructurada, cubierta por varias capas de laca o barniz que le dan un aspecto cerámico y práctico, ya que su autor apostilla: “Se pueden limpiar sin problema”.
Poisón explica su nueva andadura por los vericuetos del arte: “Esta es otra forma de mostrar mis sentimientos actuales, que no son los que tenía cuando empecé a pintar ‘dentro’, porque yo pintaba desde que era pequeño y uno de estos cuadros lo refleja. Esta nueva pintura tiene mucha simbología, por ejemplo en el cuadro del Hospital de Santiago se puede observar una montaña rusa y la gente echada para atrás. Es alegría, es el sitio donde yo nací, el Hospital de Santiago de Úbeda”.