Del miedo a la ilusión en 365 días

La familia López Montiel ha vivido, en estos 365 días, momentos de tremendo miedo, de gran desesperanza y otros de una increíble ilusión. Ayer hizo un año que Laura López sufrió un derrame en el cerebelo que la mantuvo en coma nueve meses. Tras despertar, su ímpetu por recuperar lo perdido le hace luchar cada minuto sin descanso.

    31 dic 2011 / 10:22 H.

    Fue Lola López, tía paterna de Laura, la que pensó que el tiempo, aparentemente, se había parado para la joven jiennense, pero, siempre con la esperanza de recuperar estos meses perdidos, recopiló momentos y vivencias. Así nació un blog que alberga reflexiones, de sus amigos y familiares, cosas que han pasado y un amplio dossier de todo lo que ha vivido la joven desde que comenzó su despertar y Diario JAEN lo dio a conocer.
    “Porque te queremos Laura”. “Nada hacía presagiar hace casi un año, lo que se te venía encima Laura, a ti y al resto de la familia... Me falta el aliento al volver a recordar aquellas primeras horas de incertidumbre, de temor, de rabia contenida, de llanto, de rezos, de desesperación. La cara de tus padres: “Se nos ha muerto en los brazos, intentando reanimarla”.
    Recuerdo mis ganas de gritar que aquello no podía estar pasando, que no podía ser real, recordaba tus palabras de ánimo: “Tita, tu ponte muy guapa, que esta Nochevieja te vienes con mis amigas y conmigo de cotillón”. Me retumbaban tantas palabras tuyas en la cabeza. Toda la familia estaba junto a tí, la tristeza nos invadía, pero todos teníamos un único deseo en la mente: “Lo vas a conseguir, venga Laura, no te rindas”. Durante tu estancia en la UCI, todos esperábamos esos tres minutos al día para poder verte, besarte, tocar tu piel, hablarte. Concentrábamos todas nuestras fuerzas para hacerte saber que no estabas sola, que te queríamos con nosotros y que no te íbamos a dejar marchar.
    Recuerdo cómo cada vez que salía alguien de verte, buscábamos la sonrisa en su rostro y su comentario de cómo te había visto, aunque los gestos no eran siempre alentadores, yo siempre pensaba: “Cada día que pasa es un día menos que nos queda para tenerla de vuelta”. Días y noches en los que cada uno a su manera pedía al cielo que despertaras de tu sueño. Han sido muchas las horas pensando en ti, es mucha la gente que te quiere porque tú ya eras especial. Estas son algunas de las muestras de cariño hacía ti, mientras dormías Laura. Jaén entero ha rezado sin descanso”. Irene Bueno / Jaén

    Carta de su padre, manuel López

    “Como volver a nacer”

     “Es como volver a nacer, ni más ni menos. Lo que pasa es que ha nacido con los veinte años que ya tenía. Habíamos perdido una hija que hablaba, que trabajaba y que vivía, pero que ha estado un año en ‘stop’. Y después ha vuelto a arrancar como un coche que has tenido en la cochera y que cuando le pones una batería nueva vuelve a andar. Mi hija no es un coche, es un ser humano, aunque ha estado como si no la tuviéramos, porque nada más que respiraba y tenía los ojos con la vista perdida. Sin embargo, a pesar de eso, nosotros le hemos hablado, le hemos dado besos, le limpiábamos la cara y siempre hemos luchado. Hasta que ahora ella me dice cuando la paseo: “Papá, la baba”. Entonces, me paro, le limpio su cara y le digo “vámonos”. Durante el camino nos paran los abuelos, los conocidos, que dicen “mira esta es la niña que ha salido del coma, mira qué guapa…” Está siendo todo tan rápido... Todo el mundo lo ponía negro, pero teníamos claro que tenía que salir. Hay que agradecerle al doctor Osama su apoyo y la ayuda que nos da la gente para intentar comprar el vehículo adaptado”.

    Carta de su madre, Encarnación Montiel

    “La ilusión de cada día”

     “Estos momentos son iguales que cuando un niño pequeño te dice por  primera vez “mamá, papá” y ves que se está soltando al andar... Lo que pasa es que ella va más rápido, porque, en dos meses, se ha despertado, ha empezado a moverse y ha empezado a hablar. Los profesionales médicos dicen que esto se hace en seis o siete meses normalmente, mientras que Laura lo ha conseguido en mucho menos. Tiene una fuerza de voluntad enorme. El otro día, cuando estábamos comiendo, dijo: “Quiero levantarme y caminar”. Quiere beber agua de manera normal. Es la ilusión de cada día como si fuera un recién nacido que va creciendo. Igual. Todos los días crece un poquito, aunque ella lo hace cada vez más rápido. Hace solo unos días que tenía a mi hija en coma y ahora las cosas empiezan a ir mejor que nunca. Esperemos que pronto ande. Antes solo nos quedaba rezar, besarla, lavarla y cuidarla; ahora nos habla y nos dice cosas y somos felices. Dios ha querido que vuelva y aquí está, con nosotros”.