Del abandono a ser elegida por una familia de Noruega
La vida de Chocolate, una perra que fue abandonada a comienzos de la pasada semana, ha experimentado un cambio tan brusco como positivo: pasar del ostracismo de quienes la dejaron a la intemperie a ser elegida por una familia de Noruega dispuesta a darle techo, comida y afecto. El cambio de domicilio del animal será posible gracias al empeño de quienes la han acogido en San Felipe.
Víctor Torres salió a pasear a sus chihuahuas —Duque y Paris— el pasado martes por la noche. En el portal de una vivienda —en la carretera de Circunvalación— estaba la pequeña perra marrón, asustada, con arnés pero sin correa ni chip. “Mis canes se acercaron a olerla. Llamé al timbre de la casa. El dueño me dijo que llevaba ahí desde el mediodía. No era su amo”, explica Torres, quien regresó a su casa con aquella escena dándole vueltas en la cabeza. Poco después habló con su mujer. También le contó la historia a sus hijos, David y Ana. Y volvió, con los menores, a por la perra. La familia Torres sumaba un nuevo miembro. “El problema es que no tenemos suficiente espacio”, comenta Ana Alcázar, la madre. La imagen del can se propagó por las redes sociales.
Nadie preguntó por ella. Ayer la historia dio un giro. La organización International Animal Rescue Alliance informó a una protectora del interés por Chocolate. Está previsto que el animal cambie de país el próximo 13 de octubre. Hasta entonces seguirá en su hogar de acogida. “Es muy buena”, aseguran los jiennenses. Los niños la adoran. Duque y Paris, por contra, “cuentan” los días para recuperar más espacio. Tres perros son una verdadera “multitud”.