Dejar la puerta abierta...

El mercadillo político de julio tiene saldos clásicos de temporada. Los planes, como las bicicletas, son para el verano. Podrían vendernos cupones, porque es también cuestión de ilusión, pero están especializados en planes de empleo, de obras, de inversión... A falta del Chicote de turno que recorte o unifique la carta de cada administración, se suceden ofertas similares y con desigual resultado. Es una manera directa de decirnos que estamos presentes en sus oraciones, que les quitamos el sueño, que están trabajando en ello, incluso, con este calor... Pero es verano, tenemos la tensión baja y aceptamos la monserga con sello oficial, con denominación de origen, por más que el estribillo sea monótono, se repita más que el ajo.

20 jul 2014 / 22:00 H.


Con el viento de cara, y como si le pusieran letra al momento de zozobra político actual, los baezanos Supersubmarina lo cantan para quien quiera escuchar: “Tienes un concepto equivocado de la gente que gobiernas. Y crees que cada uno de nosotros no merece tu atención. Deberías dejarte alguna puerta abierta, por si alguna vez tomamos el control”. Esto lo firmaría como himno Pablo Iglesias, el nuevo, el que se sienta torcido, como cansado de su propia clase. El diablillo cachondo para Esperanza Aguirre y el animador “sociocultural” de la izquierda apoltronada. El hombre del momento, todos los focos le apuntan. Y espera no quemarse.

Pasarela judicial. La juez Alaya amenaza con abrir otro capítulo más en la historia interminable de los Eres y rumiamos los iletrados judiciales eso de que el que mucho abarca poco aprieta. O la instrucción está bien abrochada o nos quedaremos con otro caso de grandes fuegos artificiales y, luego, aire. La reciente historia judicial española es rica en ellos. La misma semana en la que al empresario-golfo Gerardo Díaz Ferrán hay que ponerle un abogado de oficio o en la que el fiscal del Tribunal Supremo recrimina las penas tan bajas del caso Malaya, en Jaén doscientas familias tienen ya, por fin, fecha para el juicio por la operación Yedra. Un lustro después de que fueran detenidos los tres acusados se llega a juicio. Ellos perdieron el dinero de las casas, una promoción fantasma, que les quita el sueño.

Pensamiento de 40 grados: Los honrados sufren los achaques del sistema y los corruptos se aprovechan de sus lagunas.