Degradación democrática
MIGUEL RIVILLA SAN MARTÍN desde MADRID. La escalada de protestas sindicales habidas últimamente en Madrid y otras capitales españolas nos retrotraen a tiempos pretéritos que algunos creíamos superados. Una democracia sin respeto a las reglas del juego, a las instituciones, al Gobierno, a la Constitución, a las Fuerzas del Orden, a los derechos de todos, a la paz social, etcéter, no es una auténtica democracia.
Los insultos, las piedras, las amenazas, el corte de vías de circulación, la quema y destrucción de bienes públicos, contenedores, etcétera, las batallas callejeras, la violencia antisistema, es el caldo de cultivo para una pronta degradación democrática. Ya los líderes sindicales están azuzando a la gente para la huelga general. De seguir así, tarde y mal veremos resurgir a España de la crisis moral y económica que nos atenaza. No se olvide que todos vamos en el mismo barco. Si la mayoría de españoles votó a este Gobierno, pues que gobierne por el bien general y no particular.