Degeneración TV

Dios me libre de ofender con mis críticas a un espacio televisivo, donde las audiencias son millonarias. No voy a mencionar el nombre del programa pero, a buen entendedor…
El espacio está ubicado en la franja horaria de las cuatro y cuarto de la tarde, aproximadamente, y en el canal más visto de nuestra televisión, según sus propias encuestas.
Un magazín donde el respeto a la audiencia, a la ética profesional, y a la educación básica, brilla por su ausencia, ya que hasta se permiten hablar, o mejor dicho, vociferar todos a un tiempo, con la boca llena… seguro que ya habréis adivinado el nombre del programa y la cadena que lo emite. Se dan cita cada tarde para merendar, y despellejarse mutuamente.
Este espacio televisivo crea degeneración en el lenguaje, y distrofia cerebral, ya que aquella persona que pueda carecer de las defensas vitamínicas que le impidan el contagio, cuando se reúnen, ya bien sea en familia o con amigos, tienden a no dejar hablar, y hacerlo en tono más alto para tratar de tener razón y dominar entre los tertulianos.
Hay que vacunarse ante este tipo de programas ya que, por lo visto es, desde hace más de seis años, pionera en una devastadora degeneración televisiva, junto a otros muchos espacios de la misma cadena, que amenazan con su expansión a otros canales que ya comienzan a imitar.
Agresivo, vulgar e irrespetuoso con todo aquel que se precie, tiene la desfachatez de nombrar princesa del pueblo, a alguien que está muy lejos de representar al mismo, y hacer oficial un baile que han denominado del chuminero, que por si alguien lo desconoce viene derivado del mal uso del chumino, que no voy a pronunciarme sobre qué órgano sexual hace referencia.
Eso sí, no dicen tacos ni palabras mal sonantes por aquello de la censura infantil, aunque hacen burla absolutamente de todo, incluso de la Semana Santa. No me extenderé más, pero… llevar cuidado, porque como decía mi abuela… “Todo se pega, menos la hermosura”.

Agustín Ballester Herrero

 

    02 dic 2015 / 16:57 H.