Debates de baja intensidad

El debate entre los dos candidatos de los partidos mayoritarios para las próximas elecciones fue tal y como se esperaba: previsible. La propia propuesta reducida a solo dos candidatos ya anunciaba lo que sería una reiteración de argumentos ya escuchados, ausencia de iniciativas propias y, a la postre, un monocorde intento de llamada a las urnas europeas un tanto descafeinada. La diversidad que pide la sociedad no tiene encaje en este modelo televisivo y se pierde la frescura de otras voces y otros ámbitos. De hecho, y dado el poco vuelo ideológico del encuentro, la única llama que ha encendido no el debate europeo, pero sí otra polémica, fueron las palabras del candidato Miguel Arias Cañete en referencia a lo que supone debatir con una mujer. “Si haces un abuso de superioridad intelectual, parece que eres un machista y estás acorralando a una mujer indefensa”, comentó el viernes en un programa televisivo donde analizó el debate. La metedura de pata tiene difícil explicación, algo que no han intentado ni las propias mujeres con altos cargos en el PP. El charco en el que se ha metido el dicharachero Cañete le ha valido la mofa en las redes sociales y la crítica de casi todo el arco parlamentario que entienden que en su análisis hay un marcado machismo. Lejos de enmendar el error y, aunque ha subrayado que su sucesora en Agricultura es una mujer y que Loyola de Palacio fue su mejor maestra, la desafortunada frase y explicaciones son la única polémica política que suscitó el posdebate. Un dato a tener en cuenta, sin duda, de lo poco atractivo que resulta “vender” Europa a los políticos y, probablemente, lo poco que interesa otra cosa que no se la polémica para medios y espectadores.

    17 may 2014 / 22:00 H.