De vuelta a La Victoria

   A Pedro Manuel Vallejos, “Pedrito”, el destino le dio la espalda una calurosa tarde de verano de 2012. Jugaba el Real Jaén un amistoso de preparación en Lopera cuando su rodilla izquierda emitió el chasquido que anuncia meses de sombra para un futbolista: rotura del ligamento cruzado.

20 jun 2014 / 22:00 H.


“Fue uno de esos momentos tristes que le toca vivir a un profesional”, rememora. Segundos antes de ese mal giro, Pedrito (Vilches, 1990) se disponía a vivir su segunda temporada con el primer equipo del Real Jaén, en la que estaba llamado a confirmarse como uno de los canteranos más talentosos y con mayor proyección del último lustro. Mediocentro técnico y con una excelente visión de juego, Pedrito dejó destellos de magia en su primera campaña, especialmente en un partido inolvidable de Copa del Rey contra el Ceuta (3-0), y sufrió su primera frustración deportiva con la eliminación ante la Ponferradina en la fase de ascenso a Segunda División.  
El infortunio quiso que viviera la otra cara de la moneda a la temporada siguiente, en esta ocasión en la grada, restablecido de su lesión pero sin el visto bueno de la Federación para ser inscrito en lugar de Cobo. Vivió como un seguidor más la explosión de felicidad ante el Huracán, satisfecho por ver a su equipo en Segunda y con la espina clavada de no hacerlo bañado en sudor sobre el césped. Tras una temporada inédito, Manolo Herrero le comunicó que no entraba en sus planes para el proyecto en Segunda División. Encontró una vía de escape en Atlético Mancha Real, el destino consensuado con la dirección deportiva para actuar en calidad de cedido en busca de los minutos y las sensaciones robadas aquella maldita tarde de Lopera. “Lo entendí a la perfección. Me hubiera encantado pelear por un sitio, pero acepté la cesión como una oportunidad para recuperar la forma y reencontrarme como futbolista”, recuerda.
Apenas necesitó unos días para ganarse el corazón de la grada y la condición de indiscutible para Fernando Campos, técnico del Mancha Real. El pequeño mediocentro de rasgos infantiles se erigió en un gigantesco faro que alumbró el juego de un candidato a las eliminatorias de ascenso. “Me adapté rápido al equipo. Ha sido una temporada muy positiva. Lo jugué casi todo”, apunta. Pedrito despidió el curso con 35 partidos disputados en Liga, 33 de ellos como titular. Acumuló 1.295 minutos, marcó cuatro goles e impulsó al equipo verdiblanco hasta la quinta plaza del grupo noveno, tan solo un escalón por debajo de la promoción.
Nada más acabar la fase regular en Tercera, con el Real Jaén aún inmerso en la lucha por la salvación, Pedrito recibió la llamada del director deportivo del club, José Jesús Aybar. El ahora entrenador lo invitó a entrenar con el primer equipo junto con Mario Martos, otro canterano que regresaba tras un periodo de cesión. Pedrito percibió otra vez el olor a hierba recién cortada en La Victoria y fue testigo del tremendo varapalo contra el Alavés en la grada. Dos años más tarde, el vilcheño, con un año de contrato y plaza en el nuevo proyecto deportivo, afrontará una nueva tentativa en el Real Jaén, de nuevo con la Segunda en el horizonte y sin señales de la lesión que hizo añicos su sueño.