De nuevo, el tranvía

Dadas las circunstancias de paralización y abandono que sufre el tan traído y llevado problema del tranvía, y dado que cada vez que vuelvo a nuestra capital, las sufro y maldigo, actualizo mi opinión al respecto mediante la presente. Pasados tres años, desde que apareciera mi opinión sobre lo que iba a ser nuestro actual y futurista 'lagarto verde' (¡ya tenía hasta mote!), tengo que decirles que poco ha variado mi pensamiento sobre la conveniencia del mismo.

    11 feb 2013 / 16:22 H.

    Pasado el tiempo, creo que debo ser de los pocos, o muy pocos, que aún creen en él como un medio de transporte colectivo, limpio, urbano y moderno. Sigo pensando que es una medida buena en sí misma y que viene a paliar el problema de la circulación en Jaén. Y no pienso en variar estas ideas, hasta que no —decía entonces y mantengo ahora— se ponga en marcha y se compruebe fehacientemente que, efectivamente, es una ruina, no se va a utilizar por parte de la ciudadanía y no va a dar tregua al problemazo del tráfico en nuestra capital. Uno que es constante y persevera. No entiendo a aquellos que dicen lo que dicen, sin haberse puesto en marcha, sin haberlo probado y ni tan siquiera haberlo visto funcionar, ni en el periodo de pruebas. Al final, creo que nos han llevado, sus detractores, al terreno que ellos querían. Al del enfrentamiento político. Vamos a ver, ¿es que quienes lo plantearon no sabían, no hicieron sus estudios técnicos, de viabilidad, de seguridad, de mantenimiento, de costes? No creo que lo hicieran, por capricho y porque sí. De hoy para mañana. De hecho, en ese momento se publicaron estudios técnicos que avalaban su viabilidad y posibilidad de instalación. Y no niego que también los hubiera en su contra. En ese momento nos gestionaba, quien nos gestionaba y tenía el poder de las urnas. Ahora, lo tienen otros. Y aunque siempre estuvieron en contra de este sistema de transporte, para mí tienen dos caminos que recorrer en coherencia con su postura. Una, quitarlo ya. Dejar de hacer enfrentamiento político y desmontarlo a la mayor brevedad posible. Devolviendo a la capital al “status quo” anterior a su instalación. O llegar a un acuerdo con el partido, ahora en la oposición, y que lo proyectó, planeó, defendió, pero finalmente no puso en funcionamiento. ¿Se imaginan el “puntazo” y el golpe de timón para la Política (con mayúsculas) en nuestra capital, el que dos partidos enfrentados, se sentaran a consensuar posturas, compartir saberes —pros y contras— y solucionar el problema? Con los tiempos que corren, ésta debería ser la Política (con mayúsculas) el arte de ponerse de acuerdo, llegar a consensos, a pactos en favor y beneficio de la ciudadanía. La dejadez y el abandono del tranvía, claman a las puertas de nuestra capital. Los ciudadanos no hemos provocado, como otros muchos asuntos de esta llamada “crisis”, esta situación. Por tanto, no nos la merecemos.

    Francisco José Campaña es maestro