De los gestos a los hechos
La parte ceremonial entre Estados Unidos y Cuba toca a su fin una vez que los gestos deben dar paso a una etapa ya sí de política de hechos consumados.
De alta política, sin duda, porque el camino emprendido por el presidente estadounidense Barack Obama es de no retorno. Durante 54 años la tensión fue la tónica general entre dos pueblos cercanos en el mapa, pero en las antípodas políticas. Sin embargo, el empeño de Obama cristalizó en un saludo al presidente cubano Raúl Castro y, ahora, con la visita oficial de Jonh Kerry como responsable de la política exterior de EE UU. Tras superar los recelos propios, ambos países deben ahora afrontar lo sustancioso. Por un lado, el levantamiento del embargo y por otra, la apertura de Cuba al mundo y al pluralismo político. Es evidente que no será tarea de dos días y que la contestación interna, sobre todo con los republicanos intentando torpedear los acuerdos, no lo pondrá fácil. Pero no tiene sentido que la población cubana sufra las consecuencias de un embargo que nunca tuvo sentido. Apertura económica, pero también el Partido Comunista tiene ante sí una gran tarea para preparar una transición política que tarde o temprano llegará. Quizá no les corresponda a los viejos poderes fácticos del régimen iniciarla pero, al menos, no deben torpedearla. Allanar el camino también dependerá de la comunidad internacional. En ese sentido, España debe abanderar desde Europa un nuevo sentir hacia el pueblo cubano. Un país que requiere renovar su modelo productivo, pero del que también se puede aprender y mucho en modelo sanitario o educativo. Puentes de ida y vuelta para que este camino histórico no se trunque de nuevo.