De Godoy a Zapatero
En librerías que frecuento, comparten espacio memorias y biografías con obras de perfil autobiográfico, una novedad en la bibliografía española porque la tradición las ceñía las 'vidas de santos'. Para Menéndez Pelayo 'no tenemos otra' historia que la que resumía en el epílogo de sus Heterodoxos: 'la evangelizadora de la mitad del orbe, martillo de herejes, luz de Trento, espada de Roma y cuna de san Ignacio'.
Nadie podía salirse de esa parva. La prueba es el tratamiento de los personajes principales de nuestra historia, que tienen sus mejores biografías en autores extranjeros. Cervantes, la de Canavaggio; Velázquez, Brown, y Goya, Hugues. Pueden añadirse otros más recientes a los que Menéndez Pelayo habría aplicado el “odium theologicum”, la costumbre de combatir ideas dañando la vida privada y moral de quien las propaga, pero quizás siga siendo Godoy una de las principales víctimas. Menéndez Pidal reclamó una biografía justa y con igual contundencia, Domínguez Ortiz. La conocida gira sobre sus relaciones sentimentales, desde los que se ensalzan los errores que tuvo y los que la ortodoxia le asigna, y se omiten los aciertos, que fueron suficientes para integrarlo entre los mejores gobernantes españoles. Tuvo que gobernar con la Iglesia en contra, más desde que suprimió poderes a la Inquisición; con la oposición de los conservadores, por razones de clase social; con la de los ilustrados sustituidos en el poder, que nunca admitieron que lo fuera, siendo como fue el más activo y eficaz, y con la de los magistrados, acostumbrados a manejar la manija a su antojo. El tratamiento objetivo de la figura de Godoy arrastra a una frase de la que abusan quienes se arriman a Menéndez Pelayo: “debemos conocer la historia para no repetirla”. Sin embargo, siguen repitiéndola con Zapatero, falseando incluso la parte negativa de la herencia que Rajoy pone como excusa para desmontar la positiva. El desprestigio de Zapatero no surge con los errores atribuidos a la gestión de la crisis económica, que merece un análisis más sereno y equilibrado, sino que desde el día siguiente de ganar las primeras elecciones empezaron a cultivarse manifestaciones por tres asuntos principales. El más importante, ligado a ETA, cuando en su haber consta que logró lo que la mayoría de los españoles deseábamos, y tuvo la generosidad de repartirlo con los anteriores presidentes. El siguiente, con el eslogan “España se rompe”, y gracias a la oposición del PP de entonces y al Gobierno de Rajoy parece que se producirá esa ruptura. Y el tercero, la ampliación del Estado del Bienestar, que está desmontándose como se han desmontado los informativos de RTVE, que gracias al impulso de Zapatero fueron premiados como los mejores del mundo, y ahora han retomado la propaganda sectaria de Menéndez Pelayo.
J. J. Fernández Trevijano es periodista