De furtivos, cazadores y cazados
La importancia ahora no radica en “estar juntos” como partido, acorazados y con fuego a discreción sobre cualquier titular centrado en el PP. Sin acabar el ejercicio de la asunción de responsabilidad, se pasa a la siempre fácil teoría conspirativa que enturbia, pero que no esconde la mancha primigenia. Esa perdura y cala lentamente en el electorado que decide mayorías.

Las manzanas podridas están todavía en el cesto. Eso es lo relevante. Pero no podemos pedir peras al olmo, porque nuestra historia democrática está salpicada de políticos juzgados y condenados que permanecen en las tuberías del sistema, amarrados a las siglas por los servicios prestados. Los populares utilizaron los casos de corrupción socialista para ganar nuevos electores y convertirse en alternativa de gobierno y ahora gestionan su basura con aquella ineficacia criticada. El fin de semana cinegético es un perdigón explosivo de duración efímera que es criticable desde el punto de vista de la apariencia, del ser y del parecer. Pero poco más. El juez que se empeñó en despejar la X de los GAL y que llevó a la cárcel a parte de la cúpula socialista de Interior es el mismo que investiga hoy a unos furtivos corruptos del PP. Conviene recordar