“Damos ya por perdidas casi todas nuestras pertenencias”
El edificio de la carretera de Jaén que sufrió un derrumbe, al ceder el suelo de la primera planta, hace once meses quedará convertido en un solar en cuestión de días. Ya están en marcha las tareas de demolición, acometidas por la empresa Hermanos Mañas. Las dos familias que residían, hasta el percance, en los dos pisos del inmueble asisten con expectación y preocupación al proceso.

Una de ellas es la encabezada por Antonio Castro y Dulce Nombre Medina. El matrimonio propietario del segundo se siente molesto. Los cónyuges dicen que no recibieron aviso del Ayuntamiento de que iba a comenzar la demolición y que los operarios y los técnicos no les han facilitado información. Sin embargo, salieron algo más conformes después de reunirse ayer con el alcalde, Carlos Hinojosa. Pese a todo, se muestran desconfiados. “Damos por perdidas casi todas nuestras pertenencias”, indican sobre el futuro de los bienes que siguen allí. La pareja recalca que algunos enseres se han deteriorado o puede haber sido robados, pero que otros se hallan en perfecto estado. Medina se queja de que el Ayuntamiento no ha contestado a los escritos en los que solicitaba recuperar sus efectos.
Antonio Castro y Dulce Nombre esperan que las labores se hagan con tacto y se respete un supuesto compromiso municipal para salvar todo lo que se pueda. “Me ha muy caído mal que empezaran sin avisar. Espero que se recupere todo lo posible y que nos den lo que sea desmontable”, indica la mujer. En sus planes entra ir al punto limpio local para recoger todo aquello que resulte aprovechable. Por otro lado, aclaran que los 21.000 euros que costará la demolición se repartirán entre los dueños de los dos pisos y del bajo —una propiedad embargada, por una entidad financiera—.
Fuentes del Ayuntamiento aseguran que la administración municipal ha obrado conforme a lo que marca la legislación, siempre con la idea de dar agilidad al proceso y de preservar la seguridad. Al respecto explica que, nada más producirse el percance —en el que hubo dos heridos leves de la familia del primero— se declaró en ruina y se precintó el edificio. Luego se hizo un proyecto de demolición que se expuso al público sin que hubiera alegaciones. Al no hacerse cargo del derribo los propietarios, se licitaron las actuales obras —precisan— e incluso se invitó a presentarse al concurso a empresas sugeridas por los vecinos, a los que se ha escuchado.