Cultura gastronómica

Aquellos que tienen hijos en edad escolar sería maravilloso que pudiesen programarse alguna vez un viaje por cualquier región en el que se incluyese una serie de actividades relacionadas con todas las tareas necesarias para producir un alimento.

    26 mar 2012 / 11:28 H.

    Se me ocurre un viaje por tierras de Jaén en el que se explique a los escolares el ciclo completo de producción del aceite de oliva, con visitas a los tajos para admirar los olivos cargados de fruto, ver recolectar la aceituna, ir luego a una almazara y atender las explicaciones de un maestro de molino, probar el aceite virgen recién exprimido, disfrutando de un desayuno con pan tostado y aceite, y escuchar luego una buena charla sobre los diversos tipos de aceite de oliva y las tareas que requieren los árboles durante todo el año. Toda una aventura nueva y excitante, adentrarse en la cultura del aceite de olivo. Y cuando hablo de este asunto es porque soy de Jaén y creo conocerlo, pero podría hacerse con cualquier otro producto y en cualquiera otra región. Otro ejemplo más podría ser la pesca, y por citar una forma de pesca concreta y muy andaluza, la del atún con almadraba en las costas gaditanas. Podría seguir poniendo ejemplos más que variados, tantos como alimentos diferentes podemos encontrar, incluso alguno que otro sorprendente, por citar algo que aquí nos queda lejano pero que los de Alboraya lo entenderían pronto: ¿Cómo se elabora la horchata y qué tareas requiere el cultivo de la chufa? Estas actividades pueden ser la excusa ideal para pasar unos días de descanso en el campo, en la montaña o en el mar. Solo es cuestión de proponerlo y que las administraciones entiendan que esto es cultura y que esta difusión de su cultura contribuye a crear interés por conocer esa tierra, que los demás pueblos la entiendan y la amen, acrecentando el turismo y creando riqueza para todos. En algunos países se han creado asociaciones y organismos para preservar y dar a conocer las costumbres culinarias y los sabores tradicionales de tal o cual región. ¿Es esto algo que no se puede hacer en nuestra tierra, o acaso es que todavía no hemos sido capaces de pensar en poner en valor los muchos tesoros culturales creando marcas de calidad, denominaciones de origen coherentes para fomentar el conocimiento y la difusión de todo aquello que pertenece a nuestra gastronomía? Compartir es disfrutar y para ello solo hay que ponerse en marcha y emprender esa aventura, que puede comenzar con la Gastronomía, pero no hay que detenerse en ella, se puede complementar con las labores de artesanía propias de los lugares a visitar, y seguir con todos los elementos propios de un turismo que tenga vocación de enraizarse empapándose en la cultura del pueblo que se visita. Paco Casas es escritor