Cultura “batalla” con Castillo por un trenecito hasta Santa Catalina
El Castillo de Santa Catalina es uno de los pilares de la oferta turística de la capital, pero, ahora que se ha reabierto, vuelven a quedar en evidencia las limitaciones que hay para visitarlo. Los empresarios critican que siga sin habilitarse un trenecito turístico y repone la edil de Cultura: “Aquí, el caballo de batalla es la empresa Castillo”.

Tuvieron que pasar 31 años para que Edmund Hillary y Tenzing Norgay coronaran la cumbre del monte más alto de la Tierra un 29 de mayo de 1953. Llegar hasta la cima les costó casi dos días, después de varias semanas acampados a sus pies, y, aunque la altitud del Everest multiplica diez veces la del cerro de Santa Catalina, ya hace más de una década desde que la edil de Cultura, Cristina Nestares, intentó, por primera vez, que un autobús llegara hasta el Castillo. “¡Miguel Ángel García Anguita era concejal de Tráfico!”, exclama para que sus interlocutores se hagan una idea del tiempo que ha pasado y de la frustración que la domina.
En su contra no tiene condiciones meteorológicas adversas o laderas peligrosas. La montaña es humana y es el propietario de la concesionaria del transporte urbano en la ciudad, José Castillo Castillo. “Él parte de que habilitar un autobús o un trenecito sería deficitario y quiere que el Ayuntamiento haga como con el transporte urbano y le pague la diferencia de los asientos que se le quedarían vacíos”, explica Nestares, que añade, indignada: “Creo que la empresa también tendría que apostar por Jaén”. Frente a su “no”, la concejal asegura que hay empresas interesadas en poner en marcha ese trenecito turístico que, por ejemplo, tienen las patrimoniales Úbeda y Baeza, en la provincia, o el municipio malagueño de Fuengirola. Pero ahí sigue el muro de Castillo. “Hay un problema legal. Su empresa es la concesionaria del transporte urbano en la capital y la oferta se le tendría que hacer primero a él, y no quiere”, señala.
La polémica cobra actualidad ahora que se ha reabierto el Castillo. La fortaleza que, ayer, visitaron representantes de las cuatro administraciones que han intervenido en las obras de musealización —Estado, Junta, Diputación y Ayuntamiento— es uno de los pilares del tridente turístico de la capital. Y —como recuerda la Asociación de Alojamientos de Jaén en un comunicado— el trenecito turístico es “un transporte típico de ciudades monumentales”. Es más, señala desde la junta directiva del colectivo, Juan Manuel Camacho: “Los turistas lamentan que el casco urbano esté desconectado del Castillo”. Y no son los únicos. La propia concejal de Cultura reconoce: “Hay mucha gente de Jaén que no sube porque no tiene coche”.
“El caballo de batalla aquí es la empresa Castillo”, insiste Nestares, que, pese a todo, no se rinde: “Una asignatura pendiente era encontrar un lugar digno para el Archivo Municipal y el autobús al Castillo lo tengo que conseguir sí o sí”. Este periódico intentó sin éxito conocer la versión del dueño de la concesionaria.