24 abr 2014 / 22:00 H.
Desde Torredonjimeno. Hemos seguido los lectores de Diario JAEN con inquietud y desconcierto las noticias publicadas en relación con la cuestión del realojo de las familias que habían sido expulsadas de una casa ocupada en Sevilla. A la actuación de la consejera dio respuesta inmediata y contundente la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz. Creo que casi todos los andaluces seguimos expectantes desde el primer momento las declaraciones que hacían los líderes de los dos partidos que integran la coalición de gobierno, coalición que hasta el día anterior a la intervención de la presidenta todos creíamos que iba a llegar sin problemas al final de la legislatura. Pero al escuchar y leer las declaraciones citadas pensamos que el futuro de la mencionada coalición estaba en el aire, más cerca de la ruptura que de la continuidad. El principal partido de la oposición ofreció sus diputados para que la presidenta pudiera recomponer un gobierno estable, si llegaba el caso. Después tuvimos noticia de las conversaciones que se habían desarrollado y de la vuelta, al menos aparente, a la normalidad (a “retomar el rumbo”, dijo Susana Díaz). El proceso antes descrito es el que seguimos los ciudadanos, más o menos, pero lo hacíamos con desconcierto porque teníamos la sensación de que nuestros gobernantes discutían en público asuntos que debían resolver en los despachos antes de que salten los titulares alarmantes (hay que evitar, sea el gobierno que sea, dar la impresión de que sus componentes se están “tirando los trastos a la cabeza”, porque esa imagen es deplorable. Por otra parte, los agoreros de distinto signo no paran de repetir desde entonces aquello de ¿cómo van a venir los inversores a Andalucía, si el gobierno se tambalea cada día? Y es verdad, el dinero inversor huye de la incertidumbre como de la peste, y ahí nos duele a todos porque hay mucho dinero en juego. En fin, por terminar con otro dicho: que “hay que cuidar la viña”.