Cuatro años de prisión por ayudar a un hombre a violar a su hija
María M. R., un vecina de Santisteban del Puerto, tendrá que ingresar en prisión por ayudar a un hombre a violar a su hija._La Audiencia le impone un castigo de 4 años de cárcel, muy lejos de los 12 que solicitaba la propia víctima. La sentencia considera probado que la progenitora sujetó a la adolescente de los brazos para que el agresor consumara la violación.
La historia, que ocurrió en la tarde del 7 de julio de 2012, es espeluznante. La joven, que entonces tenía 17 años y que estaba fugada de un centro de menores, fue a casa de su madre. Tras conversar un rato, entró en la habitación un hombre que vivía de alquiler en una de las habitaciones de esa vivienda. La sentencia establece que, sin mediar palabra, el varón, que actualmente está en paradero desconocido, cogió a la adolescente de un brazo. A continuación, la llevó a otro cuarto y la arrojó sobre la cama, al tiempo que la golpeaba. La víctima comenzó a gritar ayuda. En el cuarto entró entonces María M. R.: “En lugar de ayudarme, me sujetó de los brazos para que ese hombre me violara. Me decía que era lo mejor para mí, que me estuviese quieta”, relató la joven en el juicio, celebrado la pasada semana en la Audiencia.
La madre, que sufre de alcoholismo, siempre negó los hechos. Dijo que ni siquiera estaba en casa cuando ocurrió la violación e, incluso, dejó entrever que su hija mantenía relaciones sexuales a cambio de dinero.
Sin embargo, los magistrados de la Sección Segunda han creído la versión de la hija. Se apoyan en el testimonio de la adolescente y, sobre todo, en lo que pasó después de la violación. La menor pidió ir al baño para asearse y abrió el grifo para simular que se duchaba. Lo que hizo fue saltar por una ventana y escapar por el tejado hacia la calle. Semidesnuda y herida, llegó a casa de una amiga, que fue quien la auxilió y avisó a la Guardia Civil.
Desde el primer momento, la víctima, que está representada por la Asociación de Mujeres Víctimas de Agresiones Sexuales (Amuvi), contó que su madre había ayudado al violador. Es lo que dijo a los agentes, al juez instructor y lo que repitió en el juicio. Esa persistencia ha sido una de las claves para condenar a su progenitora. Otro de los argumentos es que los psicólogos que han tratado a la menor dan la máxima nota a su testimonio en el baremo de la credibilidad. Un último factor son las pruebas forenses: en la sábana de la cama en la que se produjo la violación, en una servilleta de papel con restos de sangre hallada en el dormitorio y en el pantalón que llevaba la víctima aquel día se encontraron restos biológicos que pertenecen a la acusada. Nada se dice en la sentencia de la forense que dijo, en el juicio, que la única explicación para que la joven no tuviera un desgarro anal como consecuencia de la violación se encuentra en que el sexo fue consentido. Los magistrados entienden que es necesario rebajar el castigo para María M. R. porque se le aplica la atenuante de alcoholismo: “Aunque su edad cronológica es de 43 años, parece que cuenta con 20 más. No entiende las preguntas que se le hacen y está como ausente”, recuerda la sentencia.
Además de los cuatro años de prisión, la sentencia incluye una orden de alejamiento de la acusada con respecto a su hija durante 14 años y el pago de una indemnización de 10.000 euros. La resolución no es firme y puede recurrirse ante el Supremo. La Fiscalía no presentó cargos contra la madre. La Justicia busca al presunto autor de los hechos, Yacouba C., huido desde hace varios meses.
