Cuando sobran salvapatrias

Cuando deje de indignarme, habrá comenzado mi vejez (André Gide). Tomo esta cita para sumarme de algún modo al movimiento del 15-M y ya que comparto gran parte de sus principios, hoy voy a salir, como padre con trabajo en el trapecio, como divorciado, con dos hijos mayores de edad, uno estudiante y la otra, próximos a cumplir los 23, diplomada en DUE, por la Universidad de Jaén.

    23 jun 2011 / 09:35 H.

    Tras tres años de diplomatura, con el tiempo trabajado, bien puede llegar a jubilarse a los 80, aunque espero que para entonces las santas leyes en la independencia económica, sean otras. Hecha introducción, vayan mis líneas como réplica a la señora Alma Mesa. Le conozco a pocos días de nacer. Usted firma sus artículos como artista, yo también quise serlo (gancho de trilero en Alicante), cuando trabajaba para seguir estudiando. A mis 58 años largos, me jode su caradura, aunque ignore el arte que practica, bien sé que utilizó su espacio para criticar al Ayuntamiento por la tardanza de un pago, que lo veo lógico, pero no que las concentraciones en la plaza de la Constitución, sean poco menos que un aquelarre de mendigos, pues en su cita textual, “es una reunión de los que no tienen ni oficio ni beneficio y pretenden que los demás repartan su dinero que ganan con su esfuerzo”. Su presencia allí pese a sus críticas, se ignora. ¿Será usted el hada madrina que trae el trabajo diario para mantener las ambulancias?, como dice. Desgraciadamente, hoy hay que desdecir el proverbio chino: “No se trata de darle el pez, sino de enseñarles a pescar”.
    Nicolás Ortiz es maestro industrial