Cuando la ciencia no es una complicación sino un gran juego

Esperanza Calzado/Jaén
Un taller mecánico, un planetario, una sala expositiva o el escenario de un teatro. El “campus del instituto Las Fuentezuelas” se transforma durante siete días para vivir, al máximo, la Semana de la Ciencia. Es la tercera edición y como reconoce la directora del centro, Ana Pérez de Tudela, cada año se consolida más. Porque el éxito es claro, los alumnos aprenden mucho y, además, se divierten.

    19 abr 2013 / 18:11 H.

    El esfuerzo de las áreas Científico-Tecnológica, Matemáticas, Biología, Física y Química es enorme, pero tiene una grata recompensa, el interés de los jóvenes. “Se trata de ilustrar de una forma distinta la enseñanza, de aportar algo diferente a las clases diarias”, resume Pérez de Tudela que destaca la gran importancia que tienen las actividades extraescolares como esta. Miguel Ángel Berzosa es el coordinador de las actividades del Departamento de Física y Química. Sus proyectos estuvieron entre las que despertaron mayor interés entre los escolares. Durante la jornada del martes los alumnos tuvieron la oportunidad de llevar a cabo experimentos que, en su día, implicaron el esfuerzo y dedicación de quienes los investigaron. Sin embargo, ellos los pusieron en práctica de la forma más divertida y con elementos caseros. “Se trataba de hacer experimentos que perfectamente se pueden poner en práctica en casa con elementos muy cotidianos como unas garrafas de plástico, tubos o plastilina”, explica Berzosa.Pero, ¿cuáles son los experimentos que pusieron en práctica? La fuente de Herón fue uno de los experimentos que llamó mucho la atención. Se trata de estudiar la presión del aire y del vapor con garrafas de plástico unos tubos y plastilina. El resultado es que se hace fluya el agua sin necesidad de motor. Otro grupo de alumnos consiguió ser alquimista por un día. Aprendieron a cambiar de color las monedas de cobre, de manera que pasan de rojo a gris y a dorado. El electromagnetismo fue otra de las áreas que tuvo su espacio propio, hasta tal punto que consiguieron crear un motor con una pila, un imán y un clave. Estos son, pues, solo algunos ejemplos de cómo ciencia puede ser educativa a la par que divertida. Pero si interesantes fueron las actividades vinculadas a las áreas de física y química, también lo fue la observación del cielo. Gracias a la colaboración del Grupo Amigos de la Astronomía de Jaén y de Antonio Cabrera León, los jóvenes se valieron de grandes telescopios para descubrir los secretos que esconden las estrellas.Ana Pérez de Tudela destacó al Mago Moebius como uno de los momentos más esperados y aplaudidos de la Semana de la Ciencia. Y no es para menos. El protagonista fue José Luis Rodríguez, profesor del departamento de Matemáticas de la Universidad de Almería. A través de su espectáculo, los estudiantes descubren la utilidad práctica de esta materia. Unas de sus funciones más aplaudidas es enseñar cómo se pueden aprender los sólidos platónicos mediante pompas de jabón. Más información en nuestra edición impresa.