Cuando la 'h' es muda
Quizá tenía razón aquel hortelano al que, claro, no recuerdo textualmente oírselo a él, aunque mi madre sí me lo ponía en boca más de una vez. Era un proverbio hortelano: 'Labra profundo, echa basura y cágate en los libros de la agricultura'. De ello hace más de cincuenta años.
Paradójicamente hoy andamos en las mismas. ¿Para qué tener una hija diplomada en Ciencias de la Salud y Enfermería, si desde tal motivo ha trabajado seis meses en cuatro años? ¿Para qué un lumbreras en Arquitectura que cuando acabe coge el camino de los 27.000 españoles que se fueron del país el año pasado? Hoy, San Jordi, por calendario y Día del Libro conmemorando también a don Miguel de Cervantes. Ya que el ministro del ramo nos vuelve a los cincuenta, donde yo era un alumno que iba a clase diariamente, con mi fiambrera de aluminio, más porque me la llenaban de leche en polvo, que por lo que aprendía. Visto lo visto, ahora con los recortes en Educación, vamos a lo mismo, aglomeración masiva en las aulas y retroceso en uno de los puntales de desarrollo de cualquier país. Nuestra Andalucía sabia y rica, de los ordenadores, pasa a ser una comunidad, donde por mor de un aterrizaje errado de la gaviota, quedarán sin trabajo 15.000 maestros interinos, con una ampliación de alumnos por clase. Vista la denigración, hagamos una pira con los libros, bajo los auspicios de Wert, con Gallardón como Torquemada y demos paso a una nueva inquisición para que en el río Lete, en los infiernos, el mitrado Reig Pla, vaya echando a los “maricas”, ¿y a los curas pederastas, cuándo? A mí también, tanto como saber, me gusta ignorar. Nicolás Ortiz es maestro industrial