Cuando escribir es una terapia
Si se asoma a la ventana de su casa ve el magnífico Palacio de los Niños de Don Gome. Para ella su ciudad es lo máximo pero, sobre todo, esa Sierra Morena en la que le encanta perderse y descubrir maravillas escondidas.

Para ello cuenta con su gran aliada, la cámara de fotos, con la que se adentra en parajes increíbles. “Me cuelgo la mochila y a andar por ahí, a hacer fotos a todo lo que me encuentro”. Y, sobre todo, hay un rincón muy especial, un mirador en las Viñas de Peñallana tan precioso como desconocido. “Ahí me tengo que sentar por lo menos una vez al mes”. La fotografía la entiende como un hobby porque, realmente, lo que le da la vida es escribir. “Siempre estoy escribiendo, para mí es como una terapia, una forma de sacar fuera todo lo que llevo dentro”. Es en esta faceta en la que más satisfacciones personales ha encontrado en los últimos años, sobre todo desde que en el año 2011 vio la luz su ópera prima. “Amargas caricias”, un alegato contra la violencia hacia las mujeres, contado de manera diferente y atractiva. Lo tenía en un cajón y lo publicó casi por casualidad. Después del éxito, ha dado charlas en asociaciones y en colegios, una actividad que este pasado mes de marzo le valió el reconocimiento del Ayuntamiento dentro de los galardones Mujeres Coraje. Una de sus charlas fue en el IES Virgen de la Cabeza, del que es antigua alumna, enfocada al control que las nuevas tecnologías pueden suponer para la mujer, de manera que se convierten en otra forma de maltrato entre la gente joven. Hay que estar alerta, porque puede darse el caso de chicas que sean ser víctimas sin siquiera ser conscientes de ello.
Forma parte de la primera promoción de alumnos del Bachillerato de Arte del IES Virgen de la Cabeza de Andújar, unos estudios en los que asegura que aprendió mucho más que las asignaturas en sí, igual que de su paso por el colegio Francisco Estepa, en que compartió vivencias muy bonitas con los alumnos de Educación Especial que se formaban también en ese centro.
En esta faceta literaria cuenta con varios reconocimientos. En 2007 ganó el primer premio de ámbito nacional de su Ayuntamiento con la obra “El vestido azul” y, también, colaboró en una publicación de la UE con cuentos infantiles de todos los países europeos con uno sobre el lince, que ahora forma parte de los DVD que se reparten por todos los colegios. Ahora, está muy ilusionada con un relato sobre el alzhéimer, que escribió en un momento muy especial y que ha presentado a un concurso.
Hoy por hoy, a la espera de un trabajo, es de esos muchos jóvenes que viven con sus padres en el domicilio familiar. “Cuido de ellos y ellos cuidan de mí”, comenta. Convencida de que “nadie está por encima de nadie”, se confiesa orgullosa de ser mujer y en esa faceta se involucra más allá del doscientos por cien. “Las mujeres estamos para que nos quieran”. Dicho queda.