Cuando el humo no te deja ver
Se cumplen cuatro meses de la declaración del que, con toda probabilidad, se convierta en el incendio más importante de la historia del mar de olivos. Se quemaron 10.000 hectáreas, pero podría haber sido mucho peor. Hoy se conoce que de no ser por la intervención del Infoca y de la coordinación de todos los medios que trabajaron sobre el terreno, la superficie afectada hubiera superado las 19.000 hectáreas, una cifra que, con el paso del tiempo, ni tan siquiera asusta. Porque la memoria es frágil y cada día surge algo, a modo de cortina de humo, que tapa las heridas —en el sentido más literal de la expresión— de las más de 300 personas que se dejaron, durante 22 días, la piel por extinguirlo.
Todavía colean las críticas a su labor, opiniones que llegan de aquellos que son como los entrenadores de fútbol de sofá, que mucho opinan, pero pocos se atreven a saltar al terreno de juego. No sé si lo pudieron hacer mejor, pero sí que se esforzaron al máximo. Estuve allí, no me lo contó nadie. Vi sus lesiones y sus caras de impotencia ante la imprevisible lengua de fuego. Desde el sofá que es esta columna, quiero decir, gracias.