Cuando el esfuerzo no tiene recompensa
El buen trabajo no tiene premio. La Fundación Euskadi, equipo que milita el jiennense Pablo Lechuga, correrá su última prueba en la Vuelta a Burgos. El equipo continental, creado esta campaña, dejará de existir el 17 de agosto. Miguel Madariaga, presidente del grupo deportivo, ha dado un paso atrás y ha decidido la renuncia debido a que el Gobierno vasco tiene previsto respaldar un proyecto más ambicioso con vistas a la próxima campaña. Lechuga ha cumplido de forma brillante en su regreso a la élite —debutó en profesionales con el Andalucía— y es uno de los ciclistas más destacados de la Fundación Euskadi.
El buen trabajo no tiene premio. La Fundación Euskadi, equipo que milita el jiennense Pablo Lechuga, correrá su última prueba en la Vuelta a Burgos. El equipo continental, creado esta campaña, dejará de existir el 17 de agosto. Miguel Madariaga, presidente del grupo deportivo, ha dado un paso atrás y ha decidido la renuncia debido a que el Gobierno vasco tiene previsto respaldar un proyecto más ambicioso con vistas a la próxima campaña. Lechuga ha cumplido de forma brillante en su regreso a la élite —debutó en profesionales con el Andalucía— y es uno de los ciclistas más destacados de la Fundación Euskadi.

El cambileño vistió el jersey de líder en el Tour de Gironde (Francia), una prueba en la que el grupo ganó la contrarreloj disputada, en China brilló hasta que se tuvo que retirar por una enfermedad, se clasificó décimo en la Vuelta a Murcia y ha quedado entre los veinte primeros en distintas carreras. El último precedente se produjo en la Clásica de Getxo. Lechuga emergió y quedó vigesimoprimero en un día especial para la Fundación Euskadi. Carlos Barbero logró el triunfo ante la afición y el cambileño llegó a veintiséis segundos de su compañero. “La campaña es positiva y es una pena que no corramos más después de la Vuelta a Burgos. Hemos cumplido con excelentes resultados y una imagen positiva. Es una pena que no sigamos”, asegura. Lechuga vive con inquietud el futuro y es consciente de que su continuidad en el profesionalismo es una incógnita. “La situación es compleja y no sé lo que pasará. Estoy satisfecho del trabajo hecho y agradecido por la oportunidad que me ha ofrecido Miguel Madariaga”, argumenta. Lechuga ha respondido en la carretera. El campeón de la Copa España júnior e internacional con la selección española es el único ciclista que no es natural del País Vasco. Su fichaje fue recibido con excepticismo e incredulidad por parte de unos aficionados que estaban acostumbrados a los días de gloria con el desaparecido Euskaltel, que hasta el último año había apostado por los ciclistas de su comunidad autónoma. Lechuga se merece otra oportunidad.