Cruzada contra Bayona
Talibanes de andar por casa decidieron acabar con el rostro de un Cristo del mural de la iglesia de Aldeahermosa, en Montizón. El modesto mural creado por unos alumnos de Bellas Artes hace diez años no es ningún buda gigante de Bamiyan, hecho escombro por la ira religiosa islamista, era, sin embargo, obra de un creador en el punto de mira. En esta ocasión, el ataque quizá venga, incluso, de cruzados propios o, simplemente, de un homofóbico que en laboriosa aberración borró la cara de un Cristo, a imagen y semejanza del pintor.
Talibanes de andar por casa decidieron acabar con el rostro de un Cristo del mural de la iglesia de Aldeahermosa, en Montizón. El modesto mural creado por unos alumnos de Bellas Artes hace diez años no es ningún buda gigante de Bamiyan, hecho escombro por la ira religiosa islamista, era, sin embargo, obra de un creador en el punto de mira. En esta ocasión, el ataque quizá venga, incluso, de cruzados propios o, simplemente, de un homofóbico que en laboriosa aberración borró la cara de un Cristo, a imagen y semejanza del pintor.
25 abr 2010 / 17:14 H.
La penitencia de Bayona no acaba. Desde que la Universidad de Granada, con su consentimiento, clausurara la exposición “Circus Christi” por las quejas y amenazas recibidas, el fotógrafo jiennense está envuelto en una pesadilla que persigue al autor y a su obra. La errónea decisión dio alas a quienes, al margen de la crítica razonada de los ofendidos en sus creencias, quieren “lapidar” públicamente a un autor que interpretó, a su manera, pasajes del Nuevo Testamento y dio protagonismo divino a prostitutas, homosexuales y otros desheredados de ayer y de hoy. Las amenazas de muerte acabaron en la Guardia Civil y los ataques verbales que calentaron la polémica traen ahora estos lodos. Hay que volver a escribir que esta colección estuvo abierta en otros escenarios granadinos sin que levantara protesta alguna. En Jaén no ha sido expuesta, aunque otra muestra, la premiada “Once upon a time”, sí pasó por la Universidad. Aquella decisión de finiquitar la exposición lejos de aplacar ánimos dio argumentos para que la intolerancia ganara otra pequeña batalla. De concesiones diarias se alimentan quienes pontifican desde el maniqueo blanco y negro. Si en un espacio universitario no cabe una interpretación artística como la de Bayona —que nada tiene de provocadora, más allá del planteamiento— es que somos pacatos de espíritu y nos dejaremos llevar peligrosamente hasta que alguien nos dicte qué libros leer, qué películas ver o cómo vestir. Amén. Eso o que la Universidad de Jaén le abra sus puertas en deferencia ilustrada.
(De la sección en papel "Pongamos por caso")
Otra entrada sobre este asunto en el blog:
El pecado de Bayona