Crecer ante la adversidad
Invadidos, a diario y al minuto, de una manera constante, incisiva y agobiante, por una marea de noticias relacionadas con la actual crisis, llega a ser una proeza hablar, pensar o escribir sobre otra cosa que no esté relacionada con la cuestión económica. En los últimos tiempos, no hay conversación o saludo en la que no introduzcamos el tema de la bajada de sueldos, subida de precios, hipotecas o embargos.
Imposible un programa de televisión o radio, sin que se traten cuestiones tales como recortes, reducción de jornadas, subidas de impuestos o despidos laborales. Sin embargo, y aunque no lo parezca, no es mi intención sucumbir a tan generalizados e insalubres hábitos. Bastante agotados, emocionalmente, estamos ya los ciudadanos. Y, aunque el optimismo, per se no llena los bolsillos, siempre contamos con nuestra inteligencia emocional. Y es que, nos enseñaron a creer que de los problemas se aprende, que las adversidades nos hacen fuertes y que es enriquecedor ponerse en pie después de una caída. Lamentar nuestra mala fortuna no sirve de nada. La mejor manera de sobreponernos es motivarnos a continuar, esforzarnos, luchar. Como si árboles fuéramos, los jiennenses tenemos raíces profundas porque siempre hemos tenido que migrar hacia lo más profundo, en busca del agua, del sustento, que se encuentra en las capas más inferiores del suelo, y ello nos hace ser más resistentes a las intemperies. La clave quizá esté en encontrar una manera de transformar la adversidad en una oportunidad de crecimiento.
Abogada
Manuela Ruiz