Corrupción de perfil alto y sin Papa

Cuando el Papa Benedicto nos sorprendió con su renuncia, muchos se sorprendieron y no fueron pocos los que pensaron: no dimite Rajoy, no abdica el Rey, Mato no abandona el Ministerio de la privatización de Sanidad, Bárcenas no ingresa en prisión, tampoco Sepúlveda y sin embargo, este venerable anciano, el más conservador de los teólogos, que en su haber negativo solo recordamos el habernos dejado sin buey, sin mula y sin pastores en el belén navideño, se retira a un modesto convento a rezar y leer, dejando para siempre de oficiar la liturgia del poder en una institución tan consolidada históricamente como la Iglesia.

    19 feb 2013 / 11:35 H.

    La corrupción de perfil alto coge a la ciudadanía desesperada y desesperanzada por tantos sacrificios en nombre de la austeridad que los dirigentes no cumplen. Crece la desafección hacia el sistema que, hasta hace poco, ha propiciado las mayores cotas de libertad, democracia y bienestar de la historia de España. Y, sin embargo, frente al escepticismo popular en la clase política hay que seguir apostando por la regeneración de la democracia como la gran solución de los problemas que nos atenazan como ciudadanos y como pueblo; como palanca de superación de esta agónica crisis y ocasión de alcanzar de nuevo el progreso económico y social. Es imprescindible que las generaciones jóvenes ganen protagonismo en la articulación de una nueva sociedad, para recuperar la confianza y responder a los retos del siglo XXI.

    Gabriel Ureña