Correctores urbanos unidos virtualmente para buscar las tildes perdidas

Diana Sánchez / Jaén
Recuperar las tildes de la calle para salvaguardar la lengua española. Esta es la  misión que la jiennense Garbiñe Álvarez de Pablo tiene encomendada a través de la iniciativa de Acentos Perdidos para España. Una idea que nace del vasco Pablo Zulaica y que se extiende por países de Latinoamérica.

    15 sep 2009 / 09:15 H.

    La lengua está viva pero, más allá de conservadurismos, hay que cuidarla y protegerla para que no se muera. Y es que además de hablarla en la calle, también la podemos leer en los carteles de anuncios, señalizaciones urbanas o títulos de empresas. El problema es que no siempre se respeta la norma. ¿Quién no ha encontrado alguna vez un “Jaen” (sin tilde) mientras intentaba llegar al destino previsto? Ante esta grave falta ortográfica, como otras muchas, un grupo de personas se organiza a través de internet con una iniciativa que lucha por un uso correcto de la norma desde la calle. El creador de esta original idea es el vasco Pablo Zulaica, que reside en México. Pero la encargada de coordinar las correcciones urbanas en España es la jiennense Garbiñe Álvarez de Pablo, una periodista que vive en Málaga y que se define como una “friki de la lengua”. “Me enteré de la iniciativa gracias a una amiga que me pasó por Facebook una entrevista en la que hablaba Pablo. A partir de ahí, me puse en contacto con él vía internet y me propuso si quería coordinar “Acentos perdidos” en España”, explica Álvarez, quien no se lo pensó dos veces para crear el blog.
    De esta manera, la idea consiste en movilizar a la ciudadanía para que “corrija” los errores ortográficos que se pueden leer en la calle. “En el blog se encuentran los acentos que explican por qué se deben poner en cada palabra, de forma que hay que imprimirlo y recortarlo para ponerlo en el lugar oportuno”, comenta. Así, una vez que se pega la tilde, se hace una foto para colgarla en la red, con un antes y un después. “En ningún momento se dañará o estropeará el soporte sobre el que se ponga el recorte, sino que se superpone. No somos vándalos”, apunta Garbiñe, quien hace especial hincapié en los siete puntos que conforman el catálogo sobre el que se apoyan.
    A pesar de que en España la iniciativa está viva desde hace unas semanas, la responsable reconoce que no ha tenido —de momento— la trascendencia que se vio en los países latinoamericanos. Sin embargo, se muestra optimista ante el apoyo recibido por parte de una escuela de escritores que se imparte desde internet y que cuenta con unos 80.000 inscritos en España. A la hora de reflexionar sobre la transformación del lenguaje en su país, Garbiñe Álvarez, asegura que cada vez “se viene a menos”. “Lo apreciemos en los políticos, en la televisión, en los medios de comunicación masivos, los anuncios de la calle, y sobre todo en los mensajes de móvil”, indica. Una dirección de la lengua que no considera evolución sino más bien retroceso. “Nuestra base siempre debe ser la Real Academia Española, y si en algún momento se quisiera hacer cambios habría que crear un debate”, razona Álvarez.