Corazones abiertos a los refugiados

Mientras la Unión Europea sigue vacilando sobre cómo responder al exilio de los miles de refugiados que, escapando de zonas en conflicto, aguardan en sus fronteras;  mientras se suceden las reuniones baldías para negociar “cuotas” de asilados; mientras se incrementan los controles fronterizos en los países del Este, incluida Alemania, y mientras los barcos continúan hundiéndose con decenas de personas a bordo en el mar Mediterráneo, unas 300 personas se concentraron, a la caída de la tarde, en la Plaza de la Constitución, para reivindicar una política de asilo humanitaria y que Jaén se convierta en una ciudad refugio. En un “círculo de silencio”, resonó el testimonio “rescatado” de “una persona cualquiera de las muchas” que, estos días, se ven en televisión tratando de cruzar las fronteras europeas con la esperanza de una vida mejor, lejos de la guerra y del hambre. “Nosotros respiramos, pero no vivimos” fue el arranque estremecedor de una experiencia marcada por el conflicto y por una odisea en la que no solo cientos de personas pierden todas sus posesiones materiales. También se dejan la vida.

16 sep 2015 / 09:45 H.

 

“Pero no solo tenemos refugiados al otro lado de nuestro país —recordó, desde el Secretariado de Migraciones de la Diócesis de Jaén, Jesús Castro—. También aquí, en España, hay solicitantes de asilo”. Y, para que los asistentes que llenaban la Plaza de la Constitución lo comprobaran, el costamarfileño Dao Touré tomó el micrófono para describir, hasta donde buenamente le permitía su español, las “muchas dificultades” y los “problemas con la Guardia Civil” que tuvo que sufrir hasta que le permitieron entrar a Ceuta y vivir aquí. “Cuando llegas no tienes nada y te buscas la vida. Es lo que hay”, resumió. Después, en un gesto lleno de simbolismo que elevó al cielo farolillos encendidos, los asistentes dejaron “volar el corazón” y también su imaginación hasta Siria, Jordania, Líbano o Eritrea. Después, sobrevolaron las embarcaciones que cruzan el Mediterráneo y, por último, llegaron hasta los miles de refugiados que aguardan a que Europa respete el Convenio para la Protección de los Derechos Humanos que suscribió en 1950. Para ello, los asistentes reclamaron al Gobierno, a la Junta de Andalucía, a la Diputación y a los ayuntamientos que se coordinen y que, dentro del ámbito de sus competencias, ofrezcan “una respuesta acorde a los más de cuatro millones de refugiados a través de rutas legales y seguras”. Exigieron que las administraciones pongan a disposición del Gobierno un número significativo de plazas de reasentamiento para personas refugiadas en la provincia y suficientes recursos para la implementación de los programas de integración necesarios. Como destacó el responsable de Inmigración en la ejecutiva local del PSOE, Pío Zelaya, en una charla previa organizada por el partido: “Se trata de defender valores, de que los derechos humanos están por encima de todo”. Pero, además, es necesario ir al origen del problema. Se trata de poner fin “de inmediato a transferencias de armas” en las que —como denunció el portavoz de la Red Jaén Ciudad Abierta, Cristóbal Fábrega— Europa y occidente tienen mucha responsabilidad.