22 may 2014 / 22:00 H.
Debemos actuar siempre con fortaleza, con firmeza, con decisión y con contundencia, cuando de lo que se trata es de transmitir el importantísimo mensaje de la paz y del amor. Dios siempre nos espera en estos acontecimientos y no podemos hacer esperar a Dios. El Dios del amor nos urge. Y el Santo Padre nos interroga “Con este ejemplo, nos podemos preguntar hoy: ¿cómo es mi corazón? ¿Es un corazón que parece un bailarín, que va de aquí para allá, que parece una mariposa, que hoy le gusta eso y va para allá? ¿Qué está siempre en movimiento? ¿Es un corazón que se asusta de los acontecimientos de la vida, y que se esconde y tiene miedo de dar testimonio de Jesucristo? ¿Es un corazón valiente? O ¿Es corazón que tiene tanto miedo y trata siempre de esconderse? ¿Cuál es el tesoro al cual está apegado nuestro corazón? ¿Es un corazón firme en las criaturas, en los problemas que todos tenemos? ¿Es un corazón firme en los dioses de cada día? ¿ O es un corazón firme en el Espíritu Santo?”. ¿Qué les parece? Esta es la maravilla de un Papa increíble como Francisco, que amablemente, pero con firmeza, nos interroga y nos interpela para exigirnos y para indicarnos con claridad el camino a seguir; el camino de Jesús, camino de la vida, el camino de la cercanía hacia los demás y el camino de la felicidad.