Contra el sentido común

Desde Porcuna. El kilogramo no es una unidad de peso, sino de masa. Hay una diferencia entre la masa y el cuerpo: la masa indica la cantidad de partículas que lo forma, y mientras el cuerpo se mantenga íntegro, no varía. Se mide en kilogramos. El peso es la fuerza con que lo atrae la Tierra u otro cuerpo y se mide en kilogramos-fuerza, ondas-fuerza y demás. (En las básculas estrictas debería figurar que una persona ha pasado de pesar 85 kilogramos-fuerza a pesar 80 kilogramos-fuerza).

    16 ago 2012 / 07:25 H.

    En la superficie de la Tierra esta diferencia no tiene ninguna importancia, pues el kilogramo-fuerza coincide con el kilogramo. Pero en el espacio las cosas cambian, puesto que una persona de una masa de 80 kilogramos pesa 13 kilogra- mos-fuerza en la luna. La diferencia anterior es necesaria para explicar por qué en una báscula no marcan lo mismo un kilogramo de plomo y un kilogramo de paja, aunque hay que reconocer que será una báscula hipersensible. El plomo y la paja están inmersos en un fluido, el aire, y por tanto actúa sobre ellos una famosa ley que lanzó a Arquímedes desnudo por las calles de Siracusa: todo cuerpo sumergido en un fluido experimenta un empuje vertical y hacia arriba igual al peso del volumen del líquido desalojado. En otras palabras, que cuanto mayor volumen, mayor empuje. La paja, en su estado habitual, tiene un volumen considerablemente mayor que el hierro, y por lo tanto sufre un empuje vertical y hacia arriba más intenso que el hierro. El resultado es que la hipersensible báscula marcará un resultado distinto para ambos kilogramos:  aproximadamente un         gramo-fuerza menos. Sin embargo, a pesar de lo que diga la báscula, la Tierra atrae a ambos con idéntica intensidad.
    Manuel Montilla Molina