Consumo moderado ante una realidad cada vezmás negativa

Estamos asumiendo poco a poco la realidad de la crisis financiera y económica. De un lado, porque tenemos menos dinero para consumir, y de otro, porque los bancos “han cerrado el grifo” y no prestan dinero. La realidad actual es muy negativa porque a la psicosis generalizada de la sociedad, hay que sumar otra certeza, que las entidades bancarias están al borde del colapso financiero y no es sólo que no nos presten dinero a los ciudadanos, es que no se prestan entre ellas porque no generan confianza y por extensión, no consiguen dinero en otros mercados internacionales. Todo está paralizado, incluido el consumo y la economía española se está resintiendo, a la espera de que las hasta ahora tímidas medidas adoptadas por el Gobierno surtan su efecto y a expensas también de que haya una mayor determinación gubernamental contra los empresarios que abusan de la situación y despiden sin motivo aparente a sus empleados para aligerar nómina. Ocurre con una empresa de La Carolina, que está siendo desmantelada por sus dueños, en contra del dictamen propio de la Inspección de Trabajo, que no acepta el Expediente de Regulación de Empleo, pero puede ocurrir en cualquier otra parte. En estas circunstancias se presenta una campaña de Navidad tocada por la crisis, con menos dinero para gastar y con unos comercios que llevan tiempo sufriendo el parón del consumo. Siempre fue este un tiempo de solicitud de consumo moderado porque la Navidad induce a derroche permanente y quizá ahora no haya que pedirlo. De pronto nos   hemos encontrado que no vivíamos en un mundo tan de “color de rosa”, en el que podíamos malgastar el dinero con decenas de regalos de Reyes para nuestros hijos, la mayoría de los cuales abandonaban al día siguiente. Haciendo acopio del dicho popular, “no hay mal que por bien no venga”, aceptemos nuestra propia realidad y consumamos en la medida de nuestras posibilidades.

    08 dic 2008 / 23:00 H.