Conductas juveniles que requieren de una reflexión social
La noticia de que un menor de dieciséis años está gravemente herido después de que varios jóvenes le metieran aire por el ano con un compresor ha causado sorpresa e indignación primero en Valdepeñas, lugar donde se produjeron los hechos, y también en el resto de una sociedad que no acierta a explicarse qué lleva a un grupo de jóvenes a realizar esta agresión.
La investigación de la Unidad Orgánica de la Policía Judicial determinará si fue una agresión planificada o una broma de dudoso gusto que se fue de la manos y que acabó con un menor hospitalizado en la UCI del Hospital Médico-Quirúrgico de Jaén, al sufrir una peritonitis y desgarros anales que requirieron que fuera intervenido. En cualquier caso, y al margen de la aclaración de los hechos a través de la investigación judicial, algo falla en la transmisión de valores que la sociedad traslada a los menores. La falta de asunción de responsabilidad, un afán por el consumo y los bienes materiales que equiparan con la felicidad y una ausencia de límites en su conducta se esconden detrás de comportamientos difícilmente justificables. Los profesionales de la Educación denuncian, desde hace tiempo, comportamientos de violencia en las aulas, impotentes ante la falta de autoridad que las distintas legislaciones educativas han permitido con el beneplácito de unos padres que ponen en entredicho la propia labor del docente. Estos comportamientos, aunque no generalizados, sí que conforman una realidad cercana que, en ocasiones, salta a los medios de comunicación para sorpresa general. Para atajar este tipo de situaciones es necesario un esfuerzo conjunto y la intención de una sociedad para abordar de distintos puntos de vista esta carencia de valores. En este sentido, el papel de la familia en ese proceso educativo tendrá que ser más intenso, en definitiva, se trata de recuperar unos valores que la propia sociedad ha relegado.