Condenado un empresario por pedir préstamos a nombre de sus clientes
El propietario de una empresa de venta de coches de segunda mano de Bailén aceptó ayer una condena de dos años de prisión por delitos de estafa y falsedad en documento mercantil. Bartolomé M. T. admitió que solicitó préstamos a nombre de sus clientes sin que ellos supieran nada y que, después, simplemente, se quedaba con el dinero. El “pastel” se descubrió en mayo del año 2009, después de que varias entidades financieras reclamaran a los particulares por los impagos de varios créditos que tenían asignados. Lógicamente, las víctimas no habían solicitado préstamo alguno e interpusieron la correspondiente denuncia. Así, salió a la luz una estafa de unos 450.000 euros, cuyo responsable es Bartolomé M. T., el propietario de un concesionario de coches de segunda mano ubicado en Bailén.

Este empresario admitió ayer su culpabilidad ante los magistrados de la Sección Tercera de la Audiencia. Le impusieron un castigo de dos años de cárcel, muy lejos de los seis que, inicialmente, solicitaba la Fiscalía. La rebaja de la condena se debió al acuerdo de conformidad alcanzado entre todas las partes, que estuvieron negociando durante casi dos horas para cerrarlo. Ese convenio incluye tres atenuantes: reparación del daño, confesión y dilaciones indebidas. Y es que Bartolomé M. T. ha devuelto ya parte de los 450.000 euros que estafó a varias entidades bancarias. Igualmente, ayudó a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad a aclarar lo sucedido. Por último, el tribunal también entiende que el proceso judicial para sentarlo en el banquillo y hacer justicia se ha alargado más de la cuenta. El dueño del concesionario utilizaba la documentación personal de los clientes que acudían a su empresa para adquirir algún vehículo. Con esos datos, suscribía los préstamos en distintos bancos y cajas. Así, Bartolomé M. T. utilizaba varios métodos para conseguir su objetivo: desde falsificar la firma de los afectados o utilizar papeles en blanco rubricados por ellos hasta cobrar los créditos rechazados por algunos clientes. En otras ocasiones llegó a hacerse con el dinero sin entregar coche alguno a los compradores e, incluso, suscribió un préstamo a nombre de su propia hermana sin hacer frente a las cuotas mensuales. Cuatro entidades financieras con las que el dueño del concesionario trabajaba habitualmente le adelantaron miles y miles de euros sin recibir a cambio un solo céntimo. Lógicamente, reclamaron las deudas a los clientes del procesado, que nada sabían. El engaño se descubrió en mayo del año 2009, cuando la “bola de nieve” alcanzó unas proporciones gigantescas. La Fiscalía cifró la estafa en unos 450.000 euros. La cantidad exacta tendrá que ser fijada cuando los magistrados dicten la sentencia.