Condena a tres jóvenes "de familia bien" por asaltar la vivienda de sus vecinos
Son jóvenes, hijos de familias acomodadas y, ahora, también delincuentes. Tres veinteañeros residentes en la urbanización de Entrecaminos —una de las más selectas de la periferia de la capital— acaban de ser condenados a un año de prisión por robar a su propio vecino. Verónica, Macarena y David saltaron la valla que protegía el chalé, rompieron un cristal y se apoderaron de un botín de joyas y dinero en efectivo, valorado en unos 6.200 euros.

Los tres jóvenes fueron arrestados por la Guardia Civil, junto a un menor de edad, a finales de diciembre del año 2011. Los agentes de la Unidad de Investigación de la Comandancia los acusaron de estar detrás de varios robos denunciados a principios de ese mismo mes en la urbanización de Entrecaminos, una zona residencial de enormes y distinguidas viviendas unifamiliares.
Los funcionarios no tardaron mucho en descubrir a los autores de unos asaltos que causaron mucha inquietud en el tranquilo barrio. Pronto se dieron cuenta de que los ladrones no eran profesionales. No les costó demasiado descubrir patrones que apuntaban a un grupo de delincuentes inexpertos: Robaban de noche, en la misma zona y casi siempre se llevaban objetos pequeños y fáciles de transportar y vender.
Lo que, desde luego, no sospechaban es que iban a poner las esposas a los vecinos de las víctimas. Tras husmear entre las tiendas de segunda mano, los guardias encontraron en un establecimiento de compra y venta de oro de la capital parte de las joyas que habían sido sustraídas en la casa de una de las víctimas. Lo menos difícil para los investigadores, entonces, fue dar con los cuatro jóvenes autores: todos eran hijos de padres acomodados, que seguían residiendo en la propia urbanización de Entrecaminos. Vivían en casas confortables junto a sus progenitores, con familias estructuradas y sin trastornos sociales aparentes. Ninguno se convirtió en delincuente por necesidad, es decir, ninguno robaba para poder comer.
Tres de ellos —Verónica, Macarena y David— se han sentado esta semana en el banquillo del Penal número 4, acusados de un único delito de robo con fuerza en las cosas. Los tres reconocieron que, el 11 de diciembre de 2011, entraron en una casa de la calle La Fuente, de Entrecaminos Ciudad Jardín. Saltaron la valla y rompieron con unas tijeras el cristal de la puerta de la entrada, tal y como se refleja en la sentencia. Después, lograron llevarse joyas valoradas en 5.660 euros, así como 570 euros en efectivo. Un jugoso botín.
El juez aplicó la atenuante muy cualificada de confesión a las dos jóvenes, mientras que a su compinche le rebajó el castigo por su adicción a las sustancias estupefacientes. La condena impuesta es de un año de prisión, lo mínimo que marca el Código Penal para este tipo de asaltos a casas habitadas. Ninguno ingresará en prisión. La Ley les ofrece una segunda oportunidad a estos ladrones de familia bien.