Con sombrero y a lo loco

Con sombrero entre mejicano y panameño, y bufanda palestina, gusta de reivindicar hasta por las sandalias. Dentadura alocada, a la imagen y semejanza de los desfiles en tropel con los suyos. Y puños fuera como Mazinger. Dicen que su jefe de policía cobra más que Rajoy; digo yo que muy pendiente de su Ayuntamiento y sus labores no está el amigo.

    30 ago 2012 / 10:49 H.

    Y ya puestos a ocupar, ocupemos elitistamente, para qué invadir un trozo de tierra y labrarlo; mejor un hotel, de extra lujo, con agua limpia a base de cloro y pastillas de las buenas. Nada de albercas, o chilancos, para secarse el sudor tras la faena diaria, que la calidad no entiende de rojos ni negros. ¡No toquéis nada compañeros! ¡Dejemos todo como está! Bueno, espera, que esa cervecita tiene buena pinta. Y ya puestos, un chapuzón, camisa sudada inclusive, que esto de recorrer Andalucía invadiendo al estilo mozárabe cansa mucho. Casi tanto como asistir a los plenos. Cuán dura es la vida del asfixiado “obrero”… Recuerdo campañas publicitarias, mediáticas, más caras y bastante menos efectivas.  Y es que, salvando a determinados colectivos, nunca salió tan ventajoso robar. Un mercadona, un pollo del simago, o el cepillo de la Iglesia. Para dar de comer al pobre, pero sin flechas. Eso sí, avasallando a algunos de los suyos, de esos que tienen que trabajar 10 horas para ganar veinte mil duros. Para que encima te pisoteen. Y te endiñen en la cara, by the face. Con la complicidad de las cámaras y la sorpresa de los policías. Empujando a hembras y machos, bendita igualdad. La próxima invasión, a la era del chacho Miguel. Le aran la huerta  y le hacen los suelos.   Todo por la tierra...  pero sin la tierra.

    Francisco J. Peinado es profesor de Formación Vial