Con permiso de las moscas
Ay qué pollas con la crisis! Este año, me voy a quedar sin ver a los artísticos cuerpos playeros, como en los años anteriores. No porque mi padre no me dejara herencia, las miserias son de más mérito si son logradas que heredadas. Tampoco a él le pude pedir nada.
Pagaba su sello agrícola y las palmó con 51, dinerito que se ahorró la Seguridad Social pues esto hace 54 años y eran otros López los que gobernaban. Pequeña, tampoco es que quiera saber lo que ha cotizado el tuyo, que como sabes, los apellidos se pueden alterar en el orden, pero eso no dejará en olvido, que somos hijos de un solo padre. La playa de la Malvarrosa, y sus entornos, ¡qué mala suerte la mía!, no voy a poder ver funcionar el AVE, ni hacer parte de la Ruta de la Rita, en el trenet que une Xirivella, con el metro. Todo eso, lo voy a cambiar por ser garrulo de pueblo, será para mí volver a mis ancestros, lo de regar los pimientos, pepinos, tomates y otras notables verduras, en la Muy Ilustre y Mariana Villa de Baños de la Encina. Además, allí tenemos la playa del Tamujoso, que por lo menos este año tiene el agua cercana gracias a que el Rumblar anda crecido y no faltará vecindaje para echar un día de asueto. No solemos llevar música, no vaya a que el querido canario, el Teddy, nos quiera sablear la tarde, y volver a ponernos de rodillas, título de una de sus más afamadas canciones. Bueno es no olvidar, que las chicharras, tienen bien aprendidas sus letras y no necesitan partituras. Como los días son tan largos, estiraré alguno para visitar Villarrodrigo y la aldea de Onsares.
Nicolas Ortiz, Maestro industrial