Con o sin debates
Aquellos que se postulan para liderar un país como el nuestro debieran tener muy presentes las variables mínimas necesarias de lo que supone una dirección no apta para cardiacos. El control del tiempo en una intervención pública y mostrar la mejor cara en debates televisivos es, sin duda, importante. Sin embargo lo es relativamente en comparación con lo que lo es en realidad, que no es otra cosa que gozar de la experiencia, las capacidades y la habilidad necesarias para convivir con la permanente incertidumbre, para gestionar con recursos inexistentes o limitados en el mejor de los casos y para saber tomar decisiones que afectarán a muchos, sin apenas datos que garanticen la eficacia y eficiencia de las mismas. Porque humanizar perfiles en un “reality show” es sencillamente necesario. Sin embargo no parece significativo en relación con lo que supone definir la visión de lo que se pretende, es decir, por qué y para qué se candidatan, cuál es su sueño, cuáles sus metas y definir de igual modo la estrategia, es decir, el camino hacia ellas y sobre todo: comunicarlas a tiempo y sin dejar de mirar al mercado, esto es: al mundo real de sus ciudadano- votantes-clientes.
Repartir panfletos con decálogos del cómo lo harán o forrar los pueblos y ciudades con cartelería gran formato con fotos de los que se postulan es ritual convertido en necesario. Pero lo que en verdad resulta vital es tener la independencia para poder elegir, cuidar y retener a los mejores compañeros de viaje. Esos que sin necesidad de “estar” posean ilusión, cercanía, reconocimiento, honestidad y capacidad.
Implementar acciones basadas en los resultados a volumen de las encuestas es una justificación osada. Lo que ofrece garantías es mirar con un ojo el objetivo y con otro la caja de los dineros y trazar el viaje hacia la visión controlando la tesorería que se tiene para el mismo. Crecer en número de afiliados, proyectos, simpatizantes o iniciativas es una garantía de evolución. Que los que se postulan sepan focalizarse en el valor y no solo en el crecimiento es una auténtica garantía, con o sin debates.
Repartir panfletos con decálogos del cómo lo harán o forrar los pueblos y ciudades con cartelería gran formato con fotos de los que se postulan es ritual convertido en necesario. Pero lo que en verdad resulta vital es tener la independencia para poder elegir, cuidar y retener a los mejores compañeros de viaje. Esos que sin necesidad de “estar” posean ilusión, cercanía, reconocimiento, honestidad y capacidad.
Implementar acciones basadas en los resultados a volumen de las encuestas es una justificación osada. Lo que ofrece garantías es mirar con un ojo el objetivo y con otro la caja de los dineros y trazar el viaje hacia la visión controlando la tesorería que se tiene para el mismo. Crecer en número de afiliados, proyectos, simpatizantes o iniciativas es una garantía de evolución. Que los que se postulan sepan focalizarse en el valor y no solo en el crecimiento es una auténtica garantía, con o sin debates.