Con la mirada fija en Escocia

Escocia vive hoy una jornada decisiva para su historia, un referéndum independentista que, se quiera o no, encuentra su paralelismo con las aspiraciones secesionistas de Cataluña en nuestro país. Por eso, en este contexto, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, lo quiso dejar bien claro y advirtió de que los 28 países de la Unión Europa no están por la labor de dar “facilidades” para su integración en el club europeo a los territorios como Escocia o Cataluña que han iniciado procesos de independencia si estos culminan con éxito para sus promotores. El asunto se convirtió en uno de los ejes clave en el debate en el pleno del Congreso de los Diputados, con el recordatorio de que los tratados de la UE dejan claro que sin una parte de un Estado miembro se separa, se convierte en un tercero respecto a la Unión, de manera que pierde todos los derechos comunitarios, como la libre circulación de personas, capitales y mercancías o la moneda, entre otras cuestiones. Podría solicitar su entrada, pero el proceso duraría años y requiere del acuerdo unánime de los 28, un extremo harto improbable en la actualidad tal y como se han pronunciado muchos líderes, incluso, el presidente del Ejecutivo comunitario, Juan Manuel Durao Barroso, que avisó de que el reingreso escocés sería “extremadamente difícil, si no imposible”.
Los ojos se vuelven hoy de manera irremediable hacia Escocia. Los sondeos dan una ligera ventaja a los partidarios de seguir siendo parte de Reino Unido, pero tan ajustada que los analistas creen que todo está abierto. Expectación máxima, porque las consecuencias de lo que suceda a miles de kilómetros, como ocurre otras veces, está más cerca de lo que parece.

    18 sep 2014 / 10:37 H.