Con fuerzas para la próxima

Con la resaca del Vértigo Estival, el último de los festivales de “Jaén en julio”, llega el momento de repasar este intenso mes de música y cultura por la provincia con estas cinco citas. Buenas sensaciones entre sus organizadores y balance positivo con aumento general del público asistente son las claves.

05 ago 2015 / 09:24 H.


Arrancó con BluesCazorla, el festival más veterano. Su vigésimo primera edición llevó hasta Cazorla a unas 25.000 personas, como ya adelantó el alcalde cazorleño tras su celebración. Espectadores que agotaron las plazas hoteleras tanto del municipio como los de su entorno, como recuerda el director, Carlos Espinosa. Con una inversión de 380.000 euros, apuntó el alcalde que el impacto económico en la zona es de 2 millones de euros. Una nueva y gran edición del considerado “mejor festival internacional de blues”, según lo premió la Blues Foundation, que, durante tres días, reunió en este municipio de 8.000 vecinos a músicos como Wilco Johnson, John Hiatt, Los Lobos, Imelda May y Nikki Hil, entre otros. Un éxito para empezar a trabajar ya en el próximo.

Cuando empiezan ya a darle vueltas a cómo celebrarán en un año el vigésimo aniversario de Etnosur, el balance de esta última edición es muy satisfactorio, para su director, Pedro Melguizo, sobre todo “por el lado artístico”, con espectáculos de gran éxito como la producción de Guadalupe Plata, y por la “absoluta ausencia de incidentes”. En el primer balance que el Ayuntamiento de Alcalá y la organización realizaron, se destacaron algunas de las claves del buen sabor de boca que han dejado, en esta ocasión, los Encuentros Étnicos de la Sierra Sur. Por un lado, fue el repunte de público con un incremento del 20% en la acampada con respecto a 2014, que había bajado. Ya en este primer balance el director se negó a ofrecer cifras globales de asistencia y sigue sin hacerlo. La ocupación de alojamientos en Alcalá y alrededores, como en años anteriores, fue absoluta.

Después llegó Un Mar de Canciones en Torreperogil, que alcanzó la buena cifra de 5.000 espectadores, según Antonio Rosillo, codirector del festival de canción de autor que celebró su décimo cuarta edición. Se muestra contento, pero también crítico. “La cultura está en una situación complicada”, dice. Cuesta arriba se les hace organizar y celebrar el festival con el IVA al 21%, que, literalmente, dice, “nos hace polvo”. Todo en una cita, recuerda Rosillo, “sin ánimo de lucro”, con bastantes actividades gratuitas para todos los públicos y fines solidarios para su Escuela de Música en Nicaragua y, este año también, para las familias de niños con cáncer. Con plena ocupación hotelera, reconoce, no tienen datos específicos pero señala que el retorno económico puede cuadruplicar la inversión, que fue de 20.000 euros.
A pocos kilómetros de allí, el mismo fin de semana, se celebró Imágina Funk. Juan Ramón Canovaca, su director, es rotundo: “Musicalmente ha sido el mejor año”. Y esta calidad sobre el escenario de la octava edición también se plasmó en la afluencia del público. “Hemos crecido un 20% con respecto a años anteriores”, señala su organizador, y la cifra en 3.000 espectadores. Con un presupuesto de 85.000 euros, el impacto directo es de 600.000 euros, cifra que asciende, aclara el director, si se tiene en cuenta el impacto en medios en los que se ha hablado del festival y Torres.

Vértigo Estival, con la cifra más modesta de público, unas 1.800 personas según su director, José Molina, también están satisfechos por un crecimiento en este aspecto, pero sobre todo, por la calidad de esta undécima edición y el buen funcionamiento en la organización, en la que cada año afinan detalles para ofrecer a los espectadores una grata experiencia. Para su alcalde, Víctor Torres, ha sido una buena edición y un acicate para seguir apostando por esta cita.