Con el reloj cambiado
Me desvelé aplicando el sencillo algoritmo neperiano que propone el Gobierno para explicar el recibo de la luz... y ya no volví a coger el sueño. Si a eso se suma que perdí una hora entregada a la causa solar y que la alergia me moquea el entendimiento, ando con el paso cambiado.
Repaso con atención los titulares de la semana y cualquiera diría que, salvo los miembros del Gobierno, todos somos antisistema. Si se protesta por la pérdida de derechos, o por una educación pública y de calidad, o clamas porque tu pensión es raquítica, etiquetado quedas. La anarquía se ha instalado en nuestras huecas cabezas. Y contra ese mal contagioso nada mejor que recetar nuevas leyes, reglamentos o una tormenta de titulares apocalípticos. Estamos a un paso de que el Boletín Oficial del Estado sea el nuevo evangelio y sus amanuenses, pastores en plasma a los que seguir sin remisión, sin rechistar. Cuidado con pararse a pensar, que te llevan al manifestódromo para que desfogues tus iras antisistema. Lo del cambio horario fue el inicio, te dicen de cambiar la hora del reloj y la cambias; si son capaces de hacer eso con los calabozos de aire que escribía Cortázar, qué otros dictados cumplimos a sabiendas o como ilustres y felices ignorantes. Sigamos pues, que nos den la cuerda necesaria para seguir dando la hora exacta. Conviene no perder el paso o el sistema te va dejando en la orilla. Esta puede quedar lejos, en frontera ajena, o dejarte varado en tu propia casa, viéndolas venir.
Esta noche volveré a coger el sueño, porque leo que Botín está contento, sigue ganando y espera ganar más en 2015. A mí eso me reconforta muchísimo. Además, mi padre me llama para concretar qué hacer con la subida de su pensión. Es un euro más y nos gusta afrontar las inversiones de manera razonada. Nuestra familia no invierte al tuntún. Hay que planificar el futuro, el futuro, el futuro.
En Twitter: @JMSerranoAlba