Comportamiento de un fotón

Uno de los conceptos esenciales de la física cuántica es el indeterminismo. Un objeto puede estar en dos o más estados reales al mismo tiempo, como demuestra un fotón al atravesar el espejo y ser reflejado por él al mismo tiempo.

    01 feb 2012 / 10:57 H.

    Esto ya lo había descubierto la filosofía oriental hace más de mil años. El problema del pensamiento occidental es, precisamente, su carácter determinista, analítico. Descartes nos legó un método fragmentario que explica la Naturaleza separando cada una de sus partes, enfrentándolas y creando fronteras entre ellas, insertándolas a un sistema cuyo método de análisis nada tiene que ver con el objeto de estudio. “La inteligencia mecanicista, reduccionista, quiebra el complejo mundo en fragmentos disyuntos, fracciona los problemas, separa lo que está unido, unidemensionaliza lo multidimensional”, escribe Edgar Morin a propósito del método cartesiano, base del pensamiento occidental, el cual divide y enfrenta a las individuos, desnaturalizando la vida, lo cual es útil como rico arsenal de argumentos generadores de una realidad que ha terminado desmenuzándonos a base de colocarnos a la contra de nosotros mismos: el bien el mal, ganar y perder, culpable o inocente. Cuando, realmente, mirando el fenómeno desde fuera, todo es una sola cosa que existe como unidad hasta el momento en que intervenimos en ella. Es el ejemplo clásico de la moneda, que al ser lanzada al aire todavía saldrá cara y cruz. En la física cuántica, el fotón pierde sus propiedades en el momento que intentamos controlarlo aplicando unas medidas que lo definan. Por poner un ejemplo menos ambiguo, incluso burdo, es lo que ha pasado con Camps, que una vez imputado por “cohecho impropio” (fíjense en la denominación cuántica) ya era culpable e inocente a la vez. Él estuvo a punto de lanzar la moneda (firmar su culpabilidad), pero no lo hizo, prolongando así su estado ambivalente puro. Se sometió a un juicio durante el cual fue proclamado inocente y culpable; pero lo curioso de este caso es que, aún después de que el tribunal emitiera el veredicto (lanzara la moneda), o sea, interviniera con mediciones analíticas para valorar y separar la culpabilidad y la inocencia, ha salido cara y cruz: inocente y culpable al mismo tiempo; pero con más variantes. Veamos: inocente para cinco miembros del jurado y sus partidarios (¿incluido él?); culpable, para cuatro miembros del jurado, la acusación y un buen número de seguidores del juicio; y a un tiempo inocente (en lo que toca a las siglas del PP) y culpable (por la obscenidad de las evidencias) para su propio partido. Podríamos continuar, pero como ejemplo para explicar el comportamiento de un fotón creo que es suficiente.
    Guillermo Fernández Rojano  es escritor