Compartir es conseguir

Desde tiempos inmemorables el ser humano se ha unido para luchar contra las adversidades. Ese es el germen de la cooperación, que se ha materializado en nuestra provincia a través de movimientos que basan su éxito en la colectividad. En el sector oleícola, se creó en el siglo pasado, una red de almazaras que agrupaban a los productores en las cooperativas agroalimentarias que todos conocemos. La campaña que nos viene, se presenta tan paupérrima como la de hace dos años. La vecería amenaza al sector del aceite más que nunca. A una campaña abundante, le sigue otra de gran escasez, sin lograr entender si es por la sequía, por la floración, por el agotamiento del árbol o por el capricho de una naturaleza cada vez más condicionada por el cambio climático. Ante este escenario, se apagan las luces de fiesta de la campaña anterior, y surge el nerviosismo, y la presión de cómo afrontar una campaña en la que, una vez más, el precio de venta no soporte los costes de recolección y molturación. Si hay algo que aletarga la iniciativa empresarial es la incertidumbre, y en el sector agrícola la hay. Una de las formas para luchar contra esa incertidumbre es los acuerdos de cooperación entre almazaras para la molturación conjunta. La unión no solo hace la fuerza, sino que provoca las denominadas economías de escala, tan necesarias para entrar en términos de rentabilidad cuando el entorno es tan competitivo y negativo. En la mayoría de los municipios de nuestra provincia, existen varias almazaras que no van a llegar a los niveles óptimos de producción, con lo que se podrían establecer criterios de molturación conjunta que redujeran la repercusión de los costes fijos, en las escuetas liquidaciones de los socios oleicultores. Se pueden ahorrar muchos costes, sobre todo de suministros, mantenimientos reparaciones y deterioros de maquinaria. Para ello, se han de dar dos elementos claves. Por un lado, que la Administración Pública elimine las dudas que se están planteando sobre la legalidad de compartir trabajadores en un solo centro de trabajo, y por otro, que se genere en el sector el convencimiento de que el espíritu cooperativo es el arma más potente para luchar contra la adversidad.

    23 sep 2014 / 10:51 H.