Cómo poner coto a los cientos de gatos que viven en la calle

Son el principal enemigo de esas ratas que, periódicamente, amenazan la tranquilidad de los vecinos de ciertos barrios de la capital. Pero la existencia de “entre 300 y 400” gatos callejeros también se ha convertido una fuente de problemas que la agrupación local del Partido Animalista (Pacma) quiere atajar de raíz, evitando el sacrificio y el maltrato a los que, a menudo, se somete a estos felinos y garantizando, además, su supervivencia en unas condiciones de salubridad en las que esté implicado el conjunto de una sociedad que —como decía Roberto Carlos en su archiconocida canción— este partido desea ver, algún día, tan “civilizada como los animales”.

24 jul 2015 / 08:58 H.


En línea con aquella frase, atribuida a Mahatma Gandhi, acerca de que el desarrollo de una comunidad se mide por el respeto a sus animales, Pacma ha desarrollado el llamado proyecto “CES”. Sus siglas —explica el líder del partido en Jaén, Manuel Serrano— significan “captura, esterilización y suelta”. Un proceso para el que reivindica la necesaria colaboración del Ayuntamiento, pero también de la ciudadanía, en general.

A través de sociedades protectoras de animales —precisa Serrano—, se formaría a voluntarios en cómo capturar a unos gatos a los que, después, se castraría. Y es en esta fase en la que Pacma solicita la ayuda municipal. “El veterinario es lo que queremos que nos aporte”, señala el activista, aunque no obvia que, para que esta iniciativa llegara a buen puerto, también sería necesaria la implicación de los agentes de la Policía Local. El último paso sería devolverlos a la calle, pero en colonias controladas que —según plantea el proyecto— alimentarían con pienso seco y limpiarían los propios vecinos, como voluntarios. Este es el motivo por el que el partido ya se ha reunido con asociaciones vecinales y, entre ellas —dice Manuel Serrano—, la de La Merced está de acuerdo en participar en esta experiencia piloto.

Según los datos que maneja Pacma, en la capital hay unas 40 colonias de gatos localizadas. Las hay en el casco antiguo, pero también en zonas de expansión, como Las Fuentezuelas y El Bulevar. Y el problema —advierte Serrano— es que “todos los días” surgen nuevas porque no se pone remedio a la reproducción de ejemplares. Ahí es a donde quiere llegar el proyecto CES. En contraposición con el sacrificio de más de dos millones de gatos salvajes con el que Australia pretende proteger a su flora y a su fauna autóctona, el objetivo de Pacma es reducir el número de estos felinos sin sacrificio, erradicando conflictos actuales, como el incordio de los maullidos vinculados a la época del celo, la rotura de bolsas de basura en plena calle o el peligro de que entre ellos se transmitan enfermedades como la inmunodeficiencia o leucemia felina, que no tienen remedio.

Para Serrano: “Esta sería la forma de regular un problema y de mejorar la convivencia, puesto que la gente los vería como parte del barrio”.