¿Cómo me llamo yo?

¿Cómo me llamo yo? La cosa funciona así. Hoy pierdes las gafas. Mañana, no recuerdas dónde dejaste las llaves, o el café o las tijeras. Pasado, no sabes si tomaste ayer las gotas o han sido las de hoy. Al otro pierdes otra cosa.

    04 nov 2014 / 09:47 H.

    Al cuarto día relacionas las pérdidas y te deprimes. Cuando te acuestas y al levantarte repasas las faltas y obligas a la mente a recordarlas, por su orden y por su nombre. Pero la mente se rebela. Olvidas la relación y concluyes, ¡feliz de ti!, que no has perdido nada. El olvido, el terrible olvido, se hace cargo de todo. Lo engulle y borra todo, hasta tu edad y tu nombre. El olvido hace tabla rasa. Ahora no sabes cómo te llamas. Y entonces apesadumbrado mendigas por la calle a cualquiera que pase: “Oiga, ¿sabe usted quién soy?”, “Oiga, usted que me conoce, hágame el favor, dígame usted, ¿Cómo me llamo yo?”.