Comienza un nuevo verano
Hace tan solo 48 horas que comenzamos oficialmente una nueva estación, un nuevo verano, que se va a caracterizar, casi con toda seguridad, por ser diferente al pasado, el cual a su vez, no se asemejó demasiado al de hace dos años. A diferencia de cómo se sucedían antaño, cuando los períodos estivales eran un sucesivo calco, año tras año, en quehaceres, disfrutes y rutinas. Y es que el mundo ha cambiado mucho en estos años y esto no ha hecho nada más que empezar.
No podemos pretender compartir sombrilla y aperitivo con “los de siempre”, porque ni siquiera nosotros parecemos los mismos. Cuando a un ritmo vertiginoso, se suceden cambios en los valores, en lo tecnológico, en la estructura social y política o en lo económico, se produce casi sin darnos cuenta, un cambio en el comportamiento humano, en la forma de entender y percibir las cosas. Y esto afecta a nuestro comportamiento como consumidores, que está en permanente variación desde hace diez años y que obviamente, lo seguirá estando. En la hamaca de al lado, o en el paseo de la tarde, seguro encontraremos unos consumidores cada vez más informados y más exigentes, personas que ahora viajan más, que han cambiado varias veces de trabajo o que siguen sin encontrarlo, que practican deporte casi a diario, que trabajan fuera de nuestro país, o que cuyas parejas viven en otras ciudades. Auténticos nómadas por necesidad, que tienen una cosa en común: están permanentemente conectados. El whatsapp, internet, facebook, line, twitter, etcétera, son en sí mismos rutinas en el estío. En esta nueva era, donde la información fluye por todos los canales y donde cambian las herramientas, la cultura, las preferencias y los recursos, no deberíamos engañarnos y olvidar que el mundo sigue siendo físico. Y aunque en esta nueva época, donde todo está en revisión y aún con la certeza de que en 20 años el mundo no será como lo conocemos, este verano volverá a traer el calor de siempre, el de los más allegados y el descanso merecido. Toca disfrutar de él.