Comerciantes denuncian la notable bajada de las ventas
Agradecen” la obra y son conscientes de que, una vez que termine, se beneficiarán de los atractivos que promete la rehabilitación del parque más antiguo de la ciudad, la actual Alameda de Adolfo Suárez. Pero, hoy por hoy, los comerciantes del entorno solo ven —y sufren— sus “molestias”. Al otro lado del mostrador de “Alimentación Alameda”, Florica Grigorita sostiene que, desde que empezaron las obras, sus ventas han caído hasta un 60% “o más”, y añade: “El vallado [desde la Puerta del Ángel hasta el establecimiento de la esquina opuesta] ha sido el remate”.
Dice que muchos clientes han dejado de ir a la tienda “por la vuelta que tienen que dar” para llegar a ella. “La caja que hago ahora es por la venta del pan por la mañana. He perdido prácticamente la de la tarde: ‘chuches’, litros de cerveza, botellas de agua o helados, porque la gente no tiene por dónde pasear”. Ni dónde aparcar.
Desde que La Alameda está totalmente cerrada no hay zona de carga y descarga, con lo cual entregar la mercancía en los comercios y establecimientos hosteleros que hay junto al parque se ha convertido en un suplicio. “Tenemos que traerla del quinto pino”, denuncia la joven, que se queja: “Si aparcas delante de tu propio negocio, te multan y en mitad de la calle no puedes hacerlo porque vienen los coches enseguida”. “Hay repartidores de fuera que se van directamente”, apostilla Juan Viedma, propietario de la bocatería que hay frente a la Puerta del Ángel.
En su caso, el porcentaje de clientes que ha perdido “en fin de semana es del 30%”: “Suelen ser familias con niños o reuniones de amigos y, como no tienen dónde aparcar, no vienen, así que, ahora, básicamente, estamos dependiendo del reparto de comida a domicilio”.
No entienden que si se les indicó que las obras “se harían primero en una mitad del parque y, luego, en la otra”, por qué “han levantado al final toda la zona”, y se preguntan “cuál es la planificación” que tiene el Ayuntamiento ante la inminente Feria de San Lucas. “Es la fiesta más importante de Jaén”, destaca Viedma. Los festejos taurinos hacen de La Alameda una olla en ebullición, del gentío que reúne. Utilizando un símil taurino, Viedma expone la situación: “La estocada la tenemos por la crisis, pero lo que nos duele es la puntilla. Esa es la que mata al toro”. Y, como advierte Grigorita: “Lo que sacamos ahora ya no nos da ni para pagar los gastos del negocio”. La joven urge a la empresa que ejecuta los trabajos de remodelación del parque “a que se ponga las pilas”, y al Ayuntamiento, a que se lo exija. Y va más allá: “¡Que me paguen los impuestos de estos meses, porque trabajo muchas horas al día para ganar tan poco cuando hay jornadas que, en la obra, solo están trabajando realmente uno o dos operarios y el resto los está mirando con los brazos cruzados”.
Conocedor del malestar que embarga a los comerciantes de la zona, desde la agrupación local del PA, Juan Miguel Gutiérrez, hace un llamamiento al equipo de Gobierno del PP para que “exima” a estos pequeños empresarios del pago del Impuesto de Bienes Inmuebles —“lo permite la ley, cuando hay una obra de esta envergadura”— y que les deje sin efecto la revisión de las tarifas del ciclo integral del agua que aprobó el pasado julio. “Las tiendecillas tienen miedo porque no saben si van a poder continuar abiertas”.