Cofrade y docente por vocación
Quien no conozca a Luisa María Ortega Pérez es que no es de Torredonjimeno. Representa toda una institución en el municipio en el que nació hace cincuenta y tres años. Es popular entre los jóvenes gracias a su faceta como profesora de clases particulares y alcanza grandes cotas de notoriedad con su devoción sin límites por la Virgen de la Consolación. Fue la primera mujer de Andalucía que, en los albores de los años noventa, presidió una junta de gobierno patronal. Un honor que siempre llevará en su corazón y del que se siente tremendamente orgullosa.

Nieta de un sombrerero y criada entre los algodones que da la condición de ser hija única, la primera vez que salió de su tierra fue para estudiar Ciencias Químicas. Sus padres decidieron que lo hiciera en Badajoz, donde la familia tenía amistades que la acogieron con los brazos abiertos. La experiencia, inolvidable, la volvería a repetir una y mil veces. Lo que ocurre es que, al igual que la cabra tira para el monte, ella decidió regresar a sus raíces para emprender su aventura laboral. Cierto es que su intención era especializarse en Química de las Grasas. Sin embargo, después de tantos años de hincar los codos de sol a sol, tomó la decisión de apartar los libros y empezar a labrarse su propio futuro. Lo hizo con ilusión y con la intención de caminar con paso firme sin mirar hacia atrás.
Pronto descubrió que lo suyo es impartir clases particulares entre alumnos que necesitan una mano amiga. Es tan feliz en su desempeño diario que nunca se planteó otra tarea diferente. Jóvenes de todas las edades, desde Primaria hasta la Universidad, acuden cada día a un lugar singular de la Plaza de la Constitución. Se trata del hogar en la que le crecieron los dientes, el sitio en el que su abuelo ejerció de sombrerero y la casa que un buen día se convirtió en el bar “La Chistera”. Ni que decir tiene que conserva el nombre, desde 1987, en forma de academia privada.
La Virgen de la Consolación es el faro que la guía. Se desvive por la cofradía de la patrona de Torredonjimeno desde que tiene uso de razón. Su nombre completo, Luisa María Ortega de la Consolación, lo dice todo. Su trabajo desinteresado por despertar entre las nuevas generaciones la devoción dormida tuvo su recompensa cuando resultó elegida presidenta de la junta de gobierno. Su huella quedará para siempre escrita con letras de oro gracias al crecimiento en el número de hermanos producido bajo su mandato.
Guitarrista del coro de la parroquia de Santa María, se considera una mujer servicial, amante de las buenas costumbres y, sobre todo, enamorada de su pueblo, un municipio que guarda rincones inigualables que a ella le gusta enseñar.