Cincuenta minutos para un “paseo” de 83 kilómetros

Un coche patrulla de la Guardia Civil circula sentido Jaén a la altura de la variante de Baeza que forma parte del recorrido de la Autovía del Olivar, la circunvalación que recorre, de este a oeste, la zona de huertas y olivares a las que se asoma el precioso casco urbano. La calzada está incorporada a la red autonómica y termina el trabajo de los agentes encargados de dar paso. En dirección contraria, dos motoristas del Cuerpo adelantan a los turismos a toda velocidad.

18 nov 2015 / 10:24 H.

Sorpresa, se circula a 120 kilómetros por hora, ni un bache, ni señales de obra, ni desvíos provisionales; sin molestias, el vehículo se alimenta de un asfalto negrísimo, que, como quien dice, huele a limpio y tiene un gran agarre, quizás gracias al polvo de caucho, proveniente de neumáticos viejos, que se empleó para su firme.
La nueva A-316 circula en paralelo a la vieja, que se ve a lo lejos, pequeña por la distancia. Fue estrenada ayer, que no inaugurada, por la imposibilidad de organizar actos protocolarios en el periodo preelectoral, ya que el 20 de diciembre los españoles están llamados a las urnas para elegir al nuevo presidente del Gobierno. La puesta en servicio fue por la tarde, con la premisa de concluir “antes de que anocheciera”, y pasadas las cinco y media, personal de mantenimiento de carreteras de Fomento terminaba todavía de retirar las señales provisionales que habían avisado a los conductores que había trabajos a pie de calzada. Era como si le quitaran la etiqueta con el precio a la vía recién comprada. Los últimos 10,4 kilómetros de esta calzada son los que brindan una buena conexión por carretera a las dos ciudades Patrimonio de la Humanidad jiennense, Úbeda y Baeza; un coqueto cartel se encarga de recordarlo antes de llegar a la última. La Autovía del Olivar, con la reactivación del proyecto que se aprobó en la primavera del año pasado ya mide, oficialmente, 75,2 kilómetros. En realidad, el recorrido comienza en el 83, justo pasado el polígono industrial de Martos, donde reina Valeo, multinacional de componentes para la automoción. Desde allí hasta el punto kilométrico 0, en una rotonda de Úbeda que tiene salidas hacia Jódar, el hospital comarcal y el centro urbano, son 50 minutos exactos de trayecto. Entre la zona empresarial marteña y la capital jiennense está la parte de la autovía trillada, la más antigua, que, en su mayoría acumula dos décadas de uso.
Son miles de coches los que gastan este asfalto, los vecinos de Torredonjimeno, de Martos, de Jamilena, de Torredelcampo que van a Jaén a trabajar, de compras, al médico o dar una vuelta; hay que añadirle los camiones de las aceiteras y demás negocios de este área metropolitana. Hay baches, un radar en la sinuosa cuesta del río Gordillo y la velocidad, la mayor parte del “paseo” está limitada a 100 kilómetros por hora o menos. La más reciente Autovía del Olivar comienza a disfrutarse en el kilómetro 41, en las inmediaciones de Mancha Real. Lo mejor, que no hay que atravesar el polígono del municipio; en lugar de ir a 60 pendiente de los cruces, se pisa el acelerador en busca del doble de velocidad. La carretera, proyectada por la Junta como vertebradora del interior de Andalucía, hace gala de señalización turística con carteles que dejan bien claro que Jaén capital merece una visita por ser un conjunto histórico de interés; además de llamar la atención sobre el Parque Natural de Mágina. Kilómetros más adelante, la señalética anuncia el Museo de la Cultura del Olivo, en la Hacienda La Laguna, y el Puente del Obispo, del siglo XVI; este monumento y el flamante viaducto de 210 metros que permite, desde ayer, salvar el Guadalquivir, como ya hacía hace cinco siglos el de piedra, son la prueba de que la provincia también necesita buenas comunicaciones.

Como nunca. Un año y medio crucial para un proyecto clave
La llegada de IU a la Consejería de Fomento de la Junta, en la anterior legislatura del Gobierno andaluz, pareció no ser buena para la Autovía del Olivar; un proyecto que ya comenzó a languidecer en 2011. Sin embargo, en 2014, la titular de esta cartera, Elena Cortes, en parte, espoleada por las demandas de su delegado en Jaén, Juan Antonio Sáez Mata y de los empresarios turísticos baezanos y ubetenses, decidió dar nuevos bríos a la carretera. La consigna: terminar los cinco tramos que había pendientes antes de diciembre de 2015. El cambio al frente del Ejecutivo andaluz, tras las elecciones de marzo pasado, no restó ni un ápice de empuje a los trabajos que ya estaban en marcha. Ello ha permitido que, en un año y medio, se hayan puesto en servicio medio centenar de kilómetros de esta vía, con lo que, aunque todavía no se llega a la mitad del recorrido previsto entre Úbeda y Lucena, al menos, este eje comienza a tomar forma realmente.

Sin fecha. Alcaudete tiene que esperar aún su turno
Sin entrar a elucubrar cuándo será posible circular por autovía entre Úbeda y Estepa, que es la idea que lanzó la Junta en 1996, en clave provincial tampoco queda claro el momento en el que la duplicación y modernización de la calzada de la A-316 será total en territorio jiennense. Si ya está abierta la vía entre el punto kilométrico 0 y el 83, es una incógnita todavía saber cuándo la arteria tendrá continuidad hasta Alcaudete y el límite provincial con Córdoba. Para ello, es preciso construir unos veinte kilómetros. La Delegación de Fomento confirma que existen los proyectos y hay buena disposición, pero en los presupuestos de la Administración autonómica para este año no hay ni un euro para licitar las obras. Otra de las demandas que tienen los usuarios de la autovía es renovar el firme entre Martos y la capital de provincia, que es el que está en peor estado, por ser la calzada más antigua y registrar un gran desgaste a diario.