Cincuenta años de veneración a la imagen del Cristo Yacente

ANTONIO J. MUÑOZ / JAÉN
Desde su creación, la Cofradía del Santísimo Cristo Yacente y Siervos deNuestraSeñora de laSoledad, ha pasado por mil vicisitudes a lo largo de los siglos. Ha experimentado cambios de sede, de nombre e, incluso, sustitución de sus imágenes titulares. En la junta de gobierno celebrada el 14 demarzo de 1958, se acordó el cambio de título de la hermandad que, desde entonces, comenzó a denominarse Pontificia y Real Cofradía del Santísimo Cristo Yacente y Nuestra Señora de la Soledad. Así se suprimió el tradicional Santo Entierro, como era conocido popularmente hasta esa fecha.

    11 mar 2009 / 23:00 H.

    El Jueves Santo de ese mismo año se encargó al escultor Constantino Unguetti la realización de una talla del Cristo Yacente, que este ejecutó al poco tiempo con mucho acierto al interpretar el cuerpo de Jesús recién descendido de la Cruz, realizado en madera de pino de flandes y con unamedida de 1,83 centímetros. Este tamaño responde a la figura de la Sábana Santa de Turín. El precio de la obra fue de 18.050 pesetas. En la encarnación de la hermosa talla intervino también el pintor Francisco Cerezo Moreno. La imagen fue trasladada a San Ildefonso y se bendijo el domingo 15 de marzo de 1959. Elseptenario del Viernes de Dolores terminó con el besapié de la nueva imagen y besamano a la Virgen, al acto asistió el obispo de la Diócesis, y el escultor Unguetti fue nombrado hermano mayor honorario del Cristo Yacente. En la tarde del Viernes Santo del mismo año, salió el fúnebre cortejo con los pasos de la Santa Cruz, el Cristo Yacente, ya sin urna y la Virgen de la Soledad. Comenzó, así, un nuevo estilo con esta procesión. El trono en que procesionó la nueva imagen fue realizado el mismo año por Antonio Canales Rubio en madera de caoba. Se aprovecharon algunos apliques del anterior trono del Santo Entierro. En las esquinas se le ubicaron cuatro grandes faroles dorados y cincelados, realizados en la Casa Angulo de Lucena. Los años sesenta y la primera mitad de los setenta, representaron, para todas las cofradías, la pérdida del esplendor de antaño en sus manifestaciones públicas de fe. Se percibióuna pérdida paulatina en sus tradicionesmás populares. La Cofradía de la Soledad fue la primera hermandad de Jaén que introdujo las ruedas de los pasos, precisamente, en el que portaba la imagen del Cristo Yacente. Con la irrupción de la juventud, en la segunda mitad de los setenta, la Cofradía La Soledad, trabajó con denodado afán en su resurgir; esplendor que nunca debió de perder la segunda hermandad en antigüedad de las que realizan estación de penitencia en las calles de la capital del Santo Reino. En marzo de 1998, todo estaba preparado para que el majestuoso túmulo sobre el que reposa el cuerpo inerte del Yacente, fuera nuevamente, portado por vez primera a hombros de sus costaleros, pero la lluvia ocasionó la suspensión de la salida procesional y pospuso, de esta manera el cambio, que al año siguiente (1999) sí realizó su estación penitencial a hombros de sus costaleros. Mantiene, hasta la fecha, un esplendor acorde con el resurgir de la Semana Santa jiennese.